Jose A. Pérez

Es por su bien

Su pene y su vagina son un asunto de Estado. Sea pequeño o grande, elástica o dentada, desde ahora son una cuestión de Seguridad Nacional y como tales serán tratadas. Nuestro modo de vida se ve amenazado y la amenaza puede estar agazapada tras su bolsa escrotal o bajo su perineo. Al Qaeda nos quiere exterminar por culpa de nuestra disfunción moral, ya sabe, ésa que lo mismo da derechos a unos niños que pone a otros a coser balones. Y como los extremistas (ojo, no confundir con árabes ni con musulmanes) están muy locos, pues ocurre que su pilila y su rajita acaban de engrosar la lista de sospechosos habituales, junto a todos los mujamés del mundo. Pero que no cunda el pánico, ¿eh?, esto no es un Estado policial ni tampoco un borrador de George Orwell. Esto es... ¿Cómo era esa palabra? Garantista. Eso es, garantista, así que calma todo el mundo, que sus pelotas y sus pechos, cántaros de miel, son cosa de petit comité, reservada a unos pocos funcionarios la mar de discretos, media vuelta, por favor, muy bien, gracias, que tenga un buen vuelo.

Nunca se sabe, compréndalo, dónde se oculta el enemigo. Puede estar en una maleta o en una navaja, puede estar en un botellín de agua o en un desodorante en spray, en una pasta dentífrica o en una ensaimada. Puede estar, y aquí viene lo nuevo, en sus mismísimas partes nobles. Porque su cuerpo es de usted, en eso estamos todos de acuerdo, pero no me negará que puede usted ser un arma de destrucción masiva. Cataplines explosivos o pezones de ántrax, quién sabe por dónde nos saldrán ahora esos fanáticos de Alá. La democracia vencerá, ni lo dude, pero tenemos que estar prevenidos, y eso implica ceder en algunas tradiciones como, por ejemplo, todo ese secretismo mojigato que nos traemos con nuestras partes pudendas.

¿Cómo dice? ¿Que qué será lo próximo? Bueno, eso debería preguntárselo a Osama Bin Laden, que es el responsable último de todo este jaleo, ¿sabe? Esperemos que no inventen las bombas intestinales o el Estado no tendrá para tanto guante de látex y para tanta lavativa. Pero no se enfade usted, vamos, confié en nosotros. La libertad está ganando la guerra contra el terror. Bonitas tetas, por cierto.

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