Jose A. Pérez

Veterano aprendiz

Iñaki Gabilondo se despidió de Noticias Cuatro con elegancia y modestia, agradeciendo a su equipo lo mucho que le ha enseñado en estos años y disculpándose por haberles enseñado tan poco. Gabilondo se marcha de la televisión llamada "generalista" para instalar su opinión en CNN+, en un espacio de dos horas con debates y análisis en profundidad. El espacio que quiere y merece.

Dice Gabilondo que no ha sabido adaptarse a los tiempos, y achaca su fracaso de audiencia a sus propias limitaciones. Y es cierto que Gabilondo se ha quedado antiguo. No ha sabido convertirse en busto parlante de rostro pétreo, no ha sabido soterrar su punto de vista, no ha aprendido a convertir la actualidad en espectáculo. Gabilondo se ha empeñado, durante cuatro años, en hacer un informativo de vieja escuela. Apenas ha chupado de Youtube, se ha negado a llenar su discurso de superlativos, ha rechazados los terribles, los inimaginables y los dantescos.

Cuando dejó Cadena Ser, Gabilondo le dijo a Jesús Quintero: "Me siento un profesional que tiene una responsabilidad ante un cliente. Y ese cliente es el espectador". Con el tiempo, Gabilondo ha descubierto que el telespectador actual exige algo que él no sabe darle; una cosa que se parece al periodismo, pero que no lo es en absoluto.

Que siga, pues, el espectáculo.

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