Salud mental en tiempos difíciles

El triunfo de la emoción, la intuición, el optimismo….y la postverdad

Joseba Achotegui

Hechos alternativos, narrativas, postfactualismo,  framings... todo el cortejo, bien conocido,  que acompaña a la postverdad. Pero no nos engañemos, sus raíces no provienen simplemente de las maldades del sistema caricaturizadas por el  señor Trump, como a veces se quiere plantear,  sino que tiene unos orígenes mucho más profundos en la psicología y la filosofía, tal como señalaremos a continuación.

En psicología, llevamos décadas padeciendo el mantra de la ideología del optimismo que exalta las ventajas de ver las cosas según te convengan, alterando groseramente la percepción de la realidad si supuestamente te va bien así. Llevamos décadas enfatizando la importancia de la emoción y la intuición frente a, la razón, considerada un instrumento pasado de moda, cansino.

El culto a la emoción, a la intuición, al optimismo es la versión psicológica de la postverdad y campa a sus anchas en la psicología, acríticamente, salvo excepciones, siendo lo que más llega al público general, lo que prima en la psicología popular.

Considero que, desde esta perspectiva, sobre todo en relación al gran público, una buena parte de la psicología ha hecho de artillería, para que ahora la infantería de la postverdad entre triunfalmente en nuestra sociedad. Si cada uno puede ver la realidad emocional despreciando la objetividad, según le convenga, por qué no se puede aplicar ese mismo principio a los asuntos políticos. Por qué no puede cada grupo político  ver los hechos según sus intereses, si  en la sociedad de hoy ya es esa la norma en la vida de la gente?

Dónde quedan los hechos, y sobre todo, dónde está la razón? Pues ha quedado debilitada, silenciada, y ese proceso, como estamos viendo, no comienza con el "Gran jefe blanco Cabeza de buey" como, muy acertadamente, llama un  amigo mío nativoamericano al Sr. Trump, dado su aspecto bovino. Como estamos viendo, tiene raíces mucho más profundas.

Si desvalorizamos la razón, nos perdemos todo un sistema de control de calidad de la mente, precisamente porque las emociones, las intuiciones, son limitadas, cortoplacistas  y fácilmente manipulables.  La razón –del latín, ratio, proporción- nos da autonomía respecto del medio y constituye uno de los mayores  legados que nos han dejado millones de años de evolución. Gracias a la razón seguimos adelante, mientras las ideas inadecuadas son eliminadas. Gracias a la razón son las ideas las que mueren por ti!

Pero por otra parte también desde la filosofía se ha minado el valor de la razón y se ha abierto el camino a la postverdad. Así, desde el pensamiento más crítico, incluso radical, por ejemplo desde la escuela de Frankfurt cuando llega a echarle a la razón ilustrada la culpa del nazismo, o desde la perspectiva de  Foucault, tan sugerente, pero que condiciona el valor de la verdad al "episteme", a la concepción del mundo de cada sociedad, o desde Wittgenstein que también cuestiona el acceso a la verdad por los condicionantes que le pone el lenguaje....

Así pues, el tema de la postverdad es una buena ocasión para profundizar en todos estos debates pendientes en la psicología y la filosofía.  Que no nos acabe pasando lo que señala Manuel Arias citando un chiste  del New Yorker en el que un presentador de televisión americano dice: "Ahora han visto ustedes  el pronóstico del tiempo demócrata, a continuación verán el pronóstico del tiempo republicano".

 jachoteguil@gmail.com 

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