Qué triste vive mi gente/en las casas de cartón

Deslave en Colombia

Cada vez que vienen las lluvias en Venezuela o en Colombia, los cerros se caen y devoran a sus habitantes, y los niños no entienden qué pasa, y las madres gritan por su hijos y lanzan sus brazos a mil lugares para rescatar la vida del desastre, y los hombres alzan los puños al cielo  y blasfeman y esperan.

Las revoluciones siempre tienen prisa. ¿Es acaso extraño? Imaginémonos viviendo en una casa en mitad de esa montaña, mirando siempre al cielo a ver si la lluvia va a castigarnos de nuevo aprovechando que dios ya tuvo bastante con el establo de Belén y dijo que no volvía a pisar suelos de miseria.

Cada día que pasa es un día más tarde. Venezuela está golpeada por la lluvia. Y también Colombia. Cierto que el Presidente Chávez se ha calzado las botas de campaña y se ha mezclado con el barro. Qué menos. Mientras, en Colombia...Pobre Colombia.

Y los pueblos, esperando. Y el cielo, enloquecido. Y en Cancún, la Cumbre igualmente deslizándose por la pendiente.