De la corrupción y el cuento de caperucita

No es la manzana la podrida. Es el cesto entero. Estamos ante la tangentópolis española. El ex Secretario General del PP Ángel Acebes (el que nos dijo que no había sido Al Qaeda sino ETA mintiéndonos acerca de la autoría de los atentados del 11M; el ministro de justicia con más indultos concedidos; el consejero, un mes después de salir de la política, del Banco Financiero y de Ahorro (filial de Bankia) a propuesta de su amigo Rato; el que cobraba 1000 euros diarios -sí, ha leído usted bien, 1000 euros diarios-); es el número dos de Esperanza Aguirre, Francisco Granados, senador y diputado autonómico cuando Aguirre decía que lo habían apartado de todo -mentirosa-, y que no bastaba con una cuenta en Suiza para que el PP reaccionara (lo ha hecho con dos); son todos los implicados en las tarjetas negras de Caja Madrid -incluido el ex jefe de la Casa Real, Spottorno- y Rato, el que estafó a los pequeños preferentistas al tiempo que repartía 900 millones entre los grandes inversores que también habían metido dinero en las preferentes. Es la red Gürtel y Bárcenas recibiendo, ya imputado, un sms del Presidente Rajoy diciéndole "Luis, sé fuerte"; es, en Parla, el número dos y sustituto del candidato del PSOE a la Comunidad de Madrid, Tomás Gómez, entrando en la cárcel por una red corrupta que no se monta en dos días y que implica un entramado que por su condición estructural tiene aspecto de llevar mucho tiempo (y que ha implicado a un asesor propuesto por Izquierda Unida que también ha entrado en prisión). El cesto de caperucita podrido, el lobo aullando feliz. Falta por preguntar quién es el hacha y quién el leñador. Para que cambiemos entre todos el cuento.

Captura de pantalla 2014-10-28 a la(s) 18.12.48