Influencers, referentes y simples patriotas

Influencers, referentes y simples patriotas
Espacios en blanco de Miguel Francisco

A Bob Pop,un valiente

Un 11 de diciembre absolvieron a Fray Luis de León. Reinaba Felipe IV. Había traducido el clérigo a lenguaje vulgar el Cantar de los cantares. Los mediadores de Dios tuvieron miedo de los hombres y lo encarcelaron.

Los seres humanos nos inventamos grandes relatos para poder vivir juntos, disfrazamos nuestra convivencia con cosas que no se ven, cosas que ni siquiera existen materialmente, que no se pueden tocar. Pero nos las creemos a pies juntillas y así nos sentimos unidos a gentes que si no compartiéramos ese relato les veríamos como los orangutanes a otros orangutanes que se adentran en su territorio.

Pero son precisamente esas cosas las que también generan las luchas más sangrientas. Los humanos siempre nos hemos robado entre nosotros bienes reales, tierras, esclavos, mujeres, petróleo. Pero cuando hemos discutido sobre cosas inexistentes, como dioses o naciones, ahí somos mucho más sangrientos que cualquier otro animal de la naturaleza. Prueba a limpiarte los mocos con un trozo de tela pintado de colores rojos y amarillos en el barrio Salamanca de Madrid.

Si el conflicto que Felipe II tuvo con Portugal y Catalunya en 1640 se hubiera resuelto de otra manera, hoy la Cerdaña y el Rosellón y Portugal podrían ser españoles, de la misma manera que Catalunya podía ser francesa o un Estado independiente. Y ni siquiera Casado, Rivera y Abascal la echarían de menos. Todas las naciones son comunidades imaginadas. Pretenderlas esencias es una trampa de canallas. Los Casado, Rivera y Abascal existirán siempre y bailarán con legionarios con tatuajes en el antebrazo hechos con clavos y reivindicarán naciones eternas. Embaucadores siempre han existido. Igual que existirán los Torra, que harán huelgas de hambre más discretas que las dietas juradas el primero de enero y soñarán con batallas imaginadas donde, por supuesto, morirán los hijos de los otros. Qué tiempos en donde los reyes se batían entre ellos en duelo y dejaban de molestar al resto.

Para no discutir sobre religiones, Hobbes imaginó el Leviatán, el Estado, que vendría a poner fin a la guerra. Y para no discutir sobre naciones, Marx acuñó el internacionalismo que decía que las naciones son inventos de la burguesía para que obreros peleen contra otros obreros en peleas que hacen los burgueses para conquistar mercados y bienes. Los Estados han hecho barbaridades, unas veces en nombre del nacionalismo y otras del internacionalismo. Porque son mentiras disfrazadas de consensos. Orwell nos dejó escrito en 1984 que esa mezcla de Estado y nación es una mezcla explosiva que, además, se acostumbra a mentir y sólo dice la verdad después de haber dicho muchas mentiras. La extrema derecha siempre es el plan último que despliegan los que ya no pueden conseguir sus objetivos pacíficamente. La derecha respeta la democracia liberal solo cuando el mercado basta para garantizar la explotación.

Ha dicho Bob Bop que estamos mirando a descerebrados por todos lados. Que defendemos buenas causas pero las encarnan mediocres. No es serio que las naciones brillen representadas por Abascal, Rivera o Torra, que la libertad de expresión se exprese en un mal verso, que los problemas de la Universidad sean el máster que se ha mangado Casado, que las ideologías  las representen bocazas que solo quieren escandalizar o que la espiritualidad sea el vómito que suelta la COPE cada día. Dice Bob Pop que sobran influencers y faltan referentes. La culpa no es de los influencers. La culpa es, obviamente, de los referentes. Que andan llorando por las esquinas porque no les gusta el mundo que nos ha tocado. Felipe II era un influencer. Fray Luis de León, un referente.