Jamardo: una negacionista que no respeta a las víctimas del franquismo

Jamardo: una negacionista que no respeta a las víctimas del franquismo
La periodista de El Debate María Jamardo.

España es el país donde militares jubilados que comentan que habría que fusilar a 26 millones de españoles, en claro recordatorio a la "media España" que decía Franco que había que fusilar, escriben cartas al Rey enormemente preocupados por la salud de la democracia en España porque Unidas Podemos está en el Gobierno.

España es el país donde Franco, el dictador que apoyó a Hitler en su guerra contra las potencias occidentales y la URSS y restauró la monarquía en 1947, nombró en 1969 a Juan Carlos de Borbón su sucesor a título de Rey, para luego, a la muerte del caudillo, transitar "de la ley a la ley" de manera que el Rey de la dictadura pudiera ser también el Rey de la democracia.

España es un país donde el Ministro de Defensa del PSOE, José Bono, puso a desfilar el 12 de octubre, día nacional, a un republicano que liberó París en 1944 con La Nueve y la División Lecrerc, al lado de un nazi que fue a pelear en la División Azul al lado de la Gestapo y las SS.

España es el país donde la derecha usa a Europa para que les blanquee, pero donde no escuchan las recomendaciones europeas de que no gobiernen con la extrema derecha. El mismo país, el Reino de España, donde en las televisiones se invita a nazis a que den sus puntos de vista como si fueran uno más, donde se blanquea a gente que hace de los discursos de odio su plataforma ideológica, donde entrevistadores de programas de máxima audiencia, como El Hormiguero de Pablo Motos, dialoga con el líder del partido protofascista español Vox, Santiago Abascal, y le pregunta, en un interrogatorio incisivo, si le gustan las montañas nevadas, los árboles verdes y los niños.

España es el país donde todos los medios de comunicación guardaron silencio durante 40 años acerca de las tropelías del ciudadanos Juan Carlos de Borbón; donde esos mismos medios mintieron sobre las armas de destrucción masiva que autorizaron la guerra de Irak o sobre los atentados de Atocha, que adjudicaron a ETA como había dicho mintiendo a los españoles y riéndose de las víctimas el Presidente del Gobierno José María Aznar. Esos mismos medios que han dedicado más tiempo al chalet que se compraron con su dinero y una hipoteca a treinta años el ex Vicepresidente Pablo Iglesias y la Ministra Irene Montero que al fraude inmobiliario del Portavoz de Vox al recuperar una empresa suspendida para después volverla a cerrar solamente con el fin de no pagar las obras de sus casa y por lo que el Tribunal Supremo mandó embargar su sueldo como parlamentario. Más tiempo a una vivienda pagada euro a euro con su dinero y cumpliendo la ley que a la falsificación de la firma del colegio de arquitectos llevada a cabo por la Presidenta de Vox en la Comunidad de Madrid, Rocío Monasterio, esposa del anterior delincuente.

España es el país donde un ex magistrado del Tribunal Supremo miente acusando una vez más a Podemos de que no condena a ETA y donde el Consejo General del Poder Judicial, inconstitucional desde hace tres años, deja que en el Poder Judicial existan detritus que pudren el Estado de derecho sin que todos los días los medios aprovechen la tropelía para echarles en cara su condición de jueces extraconstitucionales y ayuden a limpiar el patio judicial.

España es el país donde en las televisiones pululan ladronas, golpistas, maltratadores, asalariados del delincuente Villarejo, plagiadoras, empotradras de la CIA, pantuflos que no pagan la pensión a sus hijos y una metástasis de extremistas de periódicos digitales condenados por mentir que ven recompensada su presencia solo porque defienden posiciones de extrema derecha que son útiles a las élites del Reino de España.

En esa España, reino también de comisionistas borrachos, tahúres mediáticos, políticos fulleros y ventajistas de obra pública, no es extraño que de pronto tenga sus quince minutos de gloria una mujer que dice en Telecinco que la legión Cóndor alemana que bombardeó Gernika el 26 de abril de 1937 en connivencia con el Gobierno de Franco, y que aprovechó la orden para probar diferentes tipos de bombas, matando a cientos de personas, no era tan mala, de la misma manera que la gente que ese día fue reventada por las bombas cuando iba al mercado de alguna forma se lo merecían porque tampoco eran tan buenos.

Esta periodista, María Jamardo, que se ha merecido estar en Telecinco porque fue candidata del partido ultraderechista del ladrón Mario Conde y porque ha fracasado reiteradamente en su labor como abogada, tiene su espacio porque a la televisión de Berlusconi en España le permitimos que se pueda insultar a las víctimas solo porque las asesinó la derecha. Debemos de ser el único país del mundo que permite que una televisión extranjera insulte a sus víctimas.

Las barbaridades que ha dicho esta señora le costarían la cárcel en Alemania, pero en España le supone la garantía de que la invitarán la semana que viene, como invitan a los Inda, Carlos Cuesta, los Jaime González, a las María Claver, las Isabel Sansebastián, los Vicente Gil o los Alfonso Merlos, gente que se respeta poco a sí misma, que representan su papel aunque sea mintiendo, que no informan sino que opinan, que no lanzan una opinión sin verter antes un insulto,  que niegan que los comunistas contribuyeron a traer la democracia a España y que son al periodismo lo mismo que la pederastia al cariño.

En España, faltar al respeto a las víctimas de ETA es un delito. Pero faltar al respeto a las víctimas del franquismo tiene premio. Quizá porque al Partido Popular lo fundó un Ministro de Franco que firmó sentencias de muerte a gente que luchaba por la democracia. 115.000 siguen en fosas comunes y en cunetas. Gente que falsas periodistas como Jamardo vuelven a fusilar, me temo, que porque los demócratas se lo permitimos.