Las carga el diablo

Las pensiones nunca volverán a ser lo que eran

Nos han dejado jodidos para siempre. La jugada que nos están haciendo Rajoy y sus muchachos -y muchachas- adquiere de manera dramática la dimensión de putada cuando concluyes que el daño es irreversible. Ya no hay marcha atrás.

Han finiquitado tiempos y costumbres que no volverán. Ellos solitos nos han hecho más daño que todos los gobiernos de la democracia juntos. Nos han ido desnudando por capas y pronto, al paso que vamos, acabaremos en pelotas.

Algún día, claro está, volverá a haber trabajo. Trabajo donde ya no existirán los comités de empresa y donde hablar de convenios colectivos será como hablar de la prehistoria. Trabajo donde jugarán con tu tiempo a su antojo y dispondrán de tu vida y tu descanso a cambio de un escaso puñado de euros con los que a duras penas te llegará para cubrir tus necesidades mínimas.

Iremos de trabajo en precario a trabajo en precario hasta el desastre final. Porque ¿qué joven de veinte, treinta años, incluso de cuarenta piensa a día de hoy que llegará el momento en que podrá jubilarse y cobrar una pensión digna que le permita hacer frente a sus necesidades? Los de cincuenta, los que aún tienen trabajo, se tientan la ropa temiendo no llegar a tiempo y los ya jubilados constatan impotentes cómo les están robando la cartera mientras el ladrón les niega la evidencia en su propia cara.

Juan Torres vaticinaba este miércoles en una conferencia en Madrid que en menos de diez años los pensionistas habrán perdido el 20 por ciento del poder adquisitivo que tienen en estos momentos. Como sucede con todas las medidas que viene adoptando el gobierno en los dos últimos años, pellizco a pellizco, bocado a bocado, nos dejan más indefensos cada día.

No es cierto, según Torres que, porque los viejos ahora vivan más, el sistema de pensiones sea insostenible. El problema es el paro y la precariedad salarial, porque si hubiera trabajo y la gente cotizara en condiciones no habría que tocar la hucha donde se guarda el fondo de reserva ni abortar las revalorizaciones como han hecho. No hay ni que matar a los viejos ni que bajar las pensiones, decía Torres. Sólo repartir de otro modo porque hasta 2010, cuando había ya cuatro millones de parados, el sistema daba superávit.

El remate de la faena es inducir al acojonado ciudadano a apostar por un plan de pensiones privado. Otra trampa saducea según el autor, junto con Vicenç Navarro, de "Lo que debes saber para que no te roben la pensión" editado por Espasa. ¿Por qué? Primero porque hace olvidar a la gente que la pensión es un derecho social, un sistema de reparto basado en la solidaridad para ayudar incluso a quienes no pudieron generar derechos mínimos por no haber cotizado lo suficiente. Y segundo porque el Estado deja de ingresar seis mil millones de euros al año por las bonificaciones fiscales que practica a quienes suscriben planes de pensiones privados. Una cantidad, qué casualidad, muy parecida a la que han tenido que sacar del fondo de reserva. Bonificaciones injustas, según Torres, porque se prima a quien gana lo suficiente para poder ahorrar y se penaliza al que cobra una miseria.

Tocar las pensiones es la evidencia más palpable de que esto no rula, de que el gobierno no sabe ya qué hacer para complacer la voracidad de los depredadores. O no tiene ningún interés en saberlo.

Más Noticias