Las carga el diablo

La lideresa escenifica su segundo amago de "espantá"

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- Siempre concebí la política como una actividad temporal
- El presidente me ha dicho que comprende mi decisión
- Ha llegado el momento de vivir más cerca de los míos
- Lo que en un principio creí que iba a ser un paréntesis se ha transformado en toda una vida
- La decisión de alejarme de la primera línea política ha sido muy meditada
- He llegado a la conclusión de que es el momento adecuado para retirarme. Esto no tiene vuelta atrás, es cruzar el rubicón.
- Tengo la certeza de que, para un político, es absolutamente esencial elegir el momento de su retirada y la forma de hacerla. Y este era el mejor momento. Me retiro de la primera fila de la política.

- Es una decisión durísima, porque vivo la política con pasión
- Estoy encantada de que no se haya filtrado nada

Si este domingo por la tarde alguien se hubiera tomado la molestia de realizar uno de esos sondeos urgentes que tanto le gustan a buena parte de los políticos y periodistas que viven de la conspiración y los ríos revueltos, si ese alguien hubiera preguntado a las personas entrevistadas su opinión sobre la precipitada y mosqueante "dimisión" de Esperanza Aguirre como presidenta del PP madrileño, me parece que la contestación mayoritaria, por no decir casi unánime, hubiera sido "No me lo creo".

Después de más de treinta años escuchando al personaje, lo primero que hay que preguntarse es qué carta esconde en la manga esta vez, cuál es su verdadera intención y cuál el objetivo real de su precipitada comparecencia un domingo catorce de febrero a las dos y veinte de la tarde para anunciar por sorpresa que lo deja, que se marcha. Demasiado familiar todo, ¿no os parece?

Las nueves frases textuales del comienzo, como probablemente hayáis descubierto nada más leerlas, corresponden al discurso de dimisión que Esperanza Aguirre pronunció ¡el 17 de septiembre de 2012! cuando renunció a la presidencia de la Comunidad de Madrid y contó que pediría su reingreso como funcionaria.

Dadas las prisas con las que ha decidido anunciar esta vez su retirada (la ocasión anterior por lo menos era día laborable) quizás le ha bastado con limitarse a buscar el discurso de aquel entonces, imprimirlo y volver a soltarlo. Solo una cosa ha añadido. "La corrupción nos está matando". Punto número diez de su comparecencia de este domingo, y que muy bien podría haber estado incluido ya en los folios escritos hace tres años y medio. Porque en materia de corrupción, casos abiertos a políticos del PP en los juzgados había ya unos cuantos por aquel entonces.

En la dimisión de Aguirre de este catorce de febrero aparecía todo tan afectado y tan impostado, incluso tan artificial, que se hacía demasiado previsible para conseguir que fuera un verdadero golpe de efecto. Jamás se resignará a estar fuera de foco y, nos cuente lo que nos cuente, siempre nos tendrá pendientes de conocer cuál será su próxima jugada. Tardaremos poco en saber las razones que la han llevado a escenificar este segundo amago de espantá. Si hace tres años y medio dejó la presidencia de la Comunidad pero no la del Partido Popular de Madrid, ahora deja la presidencia del pp pero no renuncia a su acta de concejal en el ayuntamiento de la capital.

Ella a sabrá a qué juega. Ella y esos todólogos aficionados a infestar e infectar las tertulias de cábalas, apuestas y adivinanzas. Y hablando de cábalas, ya es el segundo año bisiesto en que a Esperanza Aguirre le da por dimitir de algo. Así que ya sabemos lo que nos espera para 2020.

J.T.

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