Las carga el diablo

Ese polvorín llamado Ceuta

-"No a los cordones sanitarios, pero tampoco sí a los cordones sanitarios que establece Vox para poner en riesgo la convivencia de Ceuta, para incendiar Ceuta y dividir a los ceutíes". En boca de Juan Jesús Vivas, presidente de la Ciudad Autónoma de Ceuta por el Partido Popular, estas palabras adquieren suma importancia.

Que Ceuta haya promovido declarar "persona non grata" al líder ultraderechista Santiago Abascal es una decisión de gran trascendencia porque, para que la moción saliera adelante, era necesario que el Partido Popular no votara en contra. Y no lo hizo. Sus concejales, con el Alcalde-presidente a la cabeza, se abstuvieron. Y el broncas de Abascal fue repudiado en uno de los enclaves políticos más calientes de este país.

Lo consiguieron sumando siete votos del PSOE, dos del Partido por la Dignidad y la Ciudadanía, que fue la formación de donde partió la iniciativa, y uno del representante de un partido local llamado "Caballas". Diez de un total de veinticinco que, con las nueve abstenciones del PP, permitieron mandar un recado muy clarito a los representantes de Vox en la corporación de la Ciudad Autónoma, concejales que siempre andan montando el pollo en cualquier pleno: ¡hasta aquí hemos llegado, basta de tonterías!

Abascal y las gentes de su partido llevan demasiado tiempo pasándose de la raya, pero en Ceuta rebasaron todas las líneas cuando el líder en persona se presentó allí el 24 de mayo despechugado, a lo legionario hortera, y se permitió afirmar que "en la Asamblea de Ceuta existen partidos quintacolumnistas de Mohamed VI". Esto, justo a los pocos días de que Marruecos, enfadada porque el líder del Frente Polisario estuviera siendo atendido en un hospital de La Rioja, decidiera "facilitar" la entrada en Ceuta de varios miles de jóvenes marroquíes.

Para el presidente ceutí quien, recordemos, pertenece al Partido Popular, las palabras de Abascal fueron "de una tremenda gravedad, mucha más gravedad, precisó, que las declaraciones políticas que se puedan hacer de reproche o de censura hacia una determinada persona." Al fin y al cabo, declararlo "persona non grata" es una resolución política que no tiene ningún efecto jurídico.

Lo que hizo Abascal fue "ofender, ha repetido Vivas estos días sin esconder su cabreo, poner en riesgo nuestra convivencia y alimentar la discordia". La complejidad social de un lugar tan especial como Ceuta se entiende mal fuera de allí. Musulmanes, judíos, hindúes y cristianos conforman una sociedad laberíntica que exige un tacto exquisito a la hora de gestionar la convivencia diaria. Entre sus ochenta y cinco mil habitantes, por un lado existe un gran porcentaje de militares y funcionarios y, por otro, más de cuarenta mil son musulmanes con carnet de identidad español. Como para que alguien que no tiene ni idea de esa realidad aparezca por allí para agitar el gallinero.

"Yo soy el representante de todos los ceutíes, incluso de los que votaron al partido de Vox, ha repetido Vivas estos últimos días sin molestarse en disimular su cabreo. Abascal tuvo la oportunidad de visitarme cuando vino por aquí y recabar mi opinión, y si lo hubiera hecho yo le habría dicho que Ceuta no está para fuegos".

A los jerifaltes madrileños del Partido Popular les llevó un tiempo entender que lo que el presidente Juan Jesús Vivas y sus ocho compañeros de corporación habían hecho, contribuyendo con su abstención a declarar "persona non grata" a Santiago Abascal, era lo pertinente. Vivas lleva veinte años gobernando la ciudad y es un señor de derechas, sí, pero allí, como en Melilla, los códigos políticos no funcionan lo mismo que en la península. Por eso no dudó en transmitir su disposición a dimitir, y la de varios de los suyos, si se le obligaba a recular. Si os creéis tan listos, debió decirles, venid aquí y toread vosotros. Y, claro, Pablo Casado se acojonó cuando se dio cuenta del callejón casi sin salida en el que se había metido y empezó a intuir las dimensiones que el marrón podría adquirir si no le daba pronto carpetazo al asunto.

Así que todo el mundo empezó a tragarse sus palabras y a dar marcha atrás. Los primeros los de Vox, cobardes como siempre, que amagaron con romper relaciones con el PP y han acabado limitándose a "tomar nota"; luego amenazaron con interponer un recurso para forzar una nueva votación que revocara la declaración de "persona non grata" o forzara al PP a abstenerse por segunda vez, pero de momento la cuestión se aplaza hasta septiembre.

En la sede de Génova, los lechuguinos y lechuguinas de la cúpula, chitón sobre el asunto y donde dije digo, digo Diego. Igual sería bueno que aprovecharan las vacaciones para estudiar un poco de geografía e historia españolas.

Cuando un fascista irrumpe en un lugar como Ceuta con una caja de cerillas en una mano y una garrafa de gasolina en la otra, no se puede perder el tiempo templando gaitas. Si Ceuta le ha sacado tarjeta roja a Abascal... puede que el PP de la Ciudad Autónoma le haya sacado amarilla a Pablo Casado.

J.T.

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