Las carga el diablo

Sobre el presunto perfil bajo de Feijóo

Alberto Núñez Feijóo durante la toma de posesión de Alfonso Rueda como presidente de la Xunta de Galicia. EFE/ Lavandeira Jr
Alberto Núñez Feijóo durante la toma de posesión de Alfonso Rueda como presidente de la Xunta de Galicia. EFE/ Lavandeira Jr

Entre el insultante regreso de Juan Carlos por un lado, y por otro las grabaciones de Villarejo conspirando con personajes del PP en su día bien relevantes, Alberto Núñez Feijóo pugna por hacerse un hueco para arañar titulares e ir ganado relevancia y apenas lo consigue, el pobre. Eligió mala época para hacerse notar. Hasta Chanel le quitó foco varios días acaparando titulares antes, durante y después de su actuación en el Eurofestival. Y la semana que viene la final de la Champions, ¡jó!, así no hay manera.

Hay lugares en los que aparecer estos días por sus alrededores puede ser un arma de doble filo (p.e. las regatas de Sanxenxo este fin de semana por muy de acuerdo que esté con el regreso del emérito) y hay otros ámbitos donde le roban el protagonismo no solo Pedro Sánchez con sus periplos internacionales, sino Ayuso y hasta Almeida, cuyos papeles institucionales les permiten chupar mucha más cámara que al líder de su partido, como sucedió en la reciente visita del emir de Qatar. Y bien que lo aprovecharon: cena de gala, discursos...

Manos mal que Tve, tan preocupada ella siempre por la buena imagen del Partido Popular y de su flamante líder, pone de su parte todo lo que puede, ya sea retransmitiendo por el 24 horas en directo hasta sus ruedas de prensa en Ceuta, ya sea metiendo totales con calzador en los telediarios vengan o no a cuento. Claro que con tanto peloteo igual no le hacen ningún favor, habida cuenta de las escasez de pericia que Feijóo está demostrando en el arte de afrontar canutazos.

Madrid no es Galicia, así que el nuevo faro de la derecha presuntamente moderada va a tener que ensayar un poco más. Es verdad que no grita ni insulta, al menos de momento pero cuesta trabajo encontrar alguna diferencia contundente entre sus mensajes y los de su predecesor, si es que estas existen. Hay veces que se lía más de la cuenta, como en ese triste espectáculo que nos brindaron hace unos días a propósito del empleo del vocablo "nacionalidad". Tras escucharlos a él y a Bendodo, la única conclusión posible es que ni ellos mismos se aclaran a la hora de emplear públicamente términos como nación, plurinacionalidad o nacionalidad por muy empollada que se tengan esa Constitución que tanto aman y cuyo articulo 2 explica con claridad que la carta Magna está fundamentada en "la indisoluble unidad de la Nación española, patria común e indivisible de todos los españoles, y reconoce y garantiza el derecho a la autonomía de las nacionalidades y regiones que la integran y la solidaridad entre todas ellas".

A la hora de poner el cebo para que piquen los medios amantes del periodismo declarativo (que son prácticamente todos, a pesar de tratarse de una modalidad informativa abominable) Ayuso le sigue ganando por goleada a Feijóo como antes le ganaba a Casado. Pero no solo le gana ella, también lo hacen los cabezas visibles de Vox, que siguen sin recibir de Feijóo las tajantes réplicas que merecen y que el Partido Popular necesita, según aseguran ellos mismos, para marcar distancias, fijar posiciones y recuperar un electorado que es suyo y no de los ultraderechistas.

Mientras consigue encontrar un asesor tan malvado y eficaz como Miguel Ángel Rodríguez lo es para la presidenta de la Comunidad de Madrid, más le vale al nuevo líder popular no meter la pata más de lo estrictamente inevitable. El jardín en el que se metió para manifestar su disconformidad con algunos aspectos de la ley del aborto producía verdadera vergüenza ajena. Lo de predicar bajadas de impuestos no se lo cree ni él...

El aire parece estar a su favor pero él no acaba de arrancar. Además de Tve, Mediaset ya le ha hecho también la ola con programas como la larga entrevista "humana" en casa de Bertín Osborne, Atresmedia le rinde pleitesía en cada uno de sus informativos con Vallés y demás palmeros postrados de hinojos a la menor excusa; ese tridente de papel que conforman ABC, La Razón y El Mundo se deshace a diario en halagos a través de sus editoriales y de la nómina de columnistas que arremeten sin descanso contra el correoso Sánchez y la "perfidia" de Podemos. Aún así, en las primeras páginas le dedican poco espacio, no por falta de ganas  pero se conoce que no acaban de encontrar la percha adecuada para promocionar y ensalzar a su amado líder.

Si hace alguna cosa, se nota poco; y las que no hace, como dilatar la renovación del Poder Judicial, lo mantienen en los mismos marcos de actuación en los que se movía el equipo anterior. Puede que no crispe pero tampoco destaca, lo que no sabemos es si eso es malo o bueno porque igual un día, más pronto que tarde, nos sorprende y acaba saliendo a flote ese otro Feijóo nada suave ni contemporizador cuya gestión al frente de la Xunta muchos gallegos aseguran haber sufrido en sus carnes durante casi cuatro legislaturas.

J.T.

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