Las carga el diablo

Juanma Moreno el Suave

El presidente de la Junta de Andalucía, Juan Manuel Moreno Bonilla. -Alberto Ortega / Europa Press
El presidente de la Junta de Andalucía, Juan Manuel Moreno Bonilla. -Alberto Ortega / Europa Press

Su mentora fue Soraya Sáenz de Santamaría, según dicen, pero cada día parece más una criatura de Esperanza Aguirre. Como Ayuso, pero en fotocopia mala; como Santiago Abascal, con cuyas huestes ya pactó y volverá a pactar apenas le haga falta... Puede que Juanma Moreno no sea de esa familia, pero se diría que no le hace demasiados asquitos a la posibilidad, a juzgar por lo mal que parece llevar haber destacado menos que ellos hasta ahora, algo que se le nota dispuesto a solucionar cuanto antes.

Llevaba tiempo apuntado maneras:
- ¿Cervecita y libertad? En Andalucía más que en Madrid, dónde va a parar.
- ¿Luto por la reina de Inglaterra? Aquí también, faltaría más!

Desde que Feijoó le quitó a Elías Bendodo y Juan Bravo, dos de sus principales activos, algunos pensamos que Moreno Bonilla iba a limitarse a copiar la osadía de otros:
- ¿En Madrid no hay impuesto del patrimonio? Pues en Andalucía tampoco, ¡ea!

Nos equivocamos, porque no solo no se ha quedado ahí sino que ha subido la apuesta mezclando además churras con merinas:
- Que se vengan pa'bajo los empresarios catalanes. "En Cataluña hay impuesto de sucesiones, aquí no; en Cataluña hay impuesto al patrimonio, aquí no, y además nosotros no nos vamos a independizar nunca porque somos orgullosa parte de España".
En resumen, un totum revolutum tras cuyo parto se habrá quedado descansando.

¿Que Ayuso dice que será "la peor pesadilla para quien intente subir los impuestos en Madrid"? Pues él pide carta también y anuncia "una contundente respuesta judicial si intentan restar la autonomía andaluza".

- Dejad que los ricos se acerquen a mí.

A este paso acabarán quitándose los millonarios unas autonomías a otras como si fueran futbolistas, ya verán. Como con los 20.000 adinerados que de momento cuenta en Andalucía Juanma parece que no tiene bastante, y los 93 millones de euros que les acaba de perdonar le deben parecer una miseria, quiere el hombre perdonar más, y para eso necesita más ricos, que con los terratenientes andaluces de toda la vida no le llega.

- ¿Cuántas veces Andalucía ha liderado un debate económico y ha podido mirar de tú a tú a Cataluña y a Madrid?- proclamó el martes tras salir definitivamente del armario de la discreción.

El presidente andaluz quiere más glamour marbellí, más pompas y boatos, más desaprensivos con el dinero en sus bolsillos en lugar de dedicarlo a mejorar la vida de quienes menos tienen. Le molan los fachas de los invernaderos almerienses, descendientes de emigrantes explotados que ahora hacen lo propio con los marroquíes y senegaleses que les trabajan las cosechas. Le gustan a Juanma esos olivareros de Jaén que ya olvidaron aquello de "aceituneros altivos" y  de un tiempo a esta parte son permeables a los discursos del odio; le gustan los doñaneros que amenazan el coto... Utiliza como coartada la humildad de la familia de la que procede para justificar que no se olvida de los pobres pero la verdad es que bebe los vientos por esos malagueños de calle Larios o del Limonar que han perpetuado el fascismo en su ciudad desde los tiempos de Camilo Alonso Vega.

Le gustan los toreros, los feriantes, los copleros, copleras y folclóricas varias y, por supuesto, la Semana Santa, que parece que la hubiera inventado él cuando quienes en realidad la potenciaron, como también el Rocío, fueron los ingenuos de los socialistas que a corto plazo vieron en el capillismo y la beatería un semillero de votos que hace ya tiempo empezó a cambiar de bando como por otra parte era presumible. Demasiado tardaron.

Dejad que los ricos se acerquen a mí, proclama Juanma una y otra vez procurando evitar que tal concepto se relacione con la mafia ingobernable del Campo de Gibraltar, con las urbanizaciones ilegales, con industriales y emprendedores que no conciben las relaciones comerciales sin fraude de por medio...

Que vengan ricos de otros sitios y monten cosas, que a mí no se me ocurre nada. Mejor que poner en marcha una política industrial, un desarrollo a largo plazo de la región, que vengan de otros sitios y lo hagan. Y si para eso tengo que sembrar la discordia con los catalanes, pues la siembro. Y de paso me alineo con ese anticatalanismo que tanto necesita potenciar el PP –y Vox- para ganar las elecciones generales. Privatizará el agua, favorecerá negocios como Uber y Cabify o los campos de golf...

Como el resto de barones –y baronesa- autonómicos peperos, Moreno Bonilla aspira, con la política fiscal que ha puesto en marcha en Andalucía, a mimar a los capitalinos rancios y acomodados de las ocho provincias, además de a esas decenas de miles de funcionarios que piensan que si ganan los rojos perderán su tranquilidad.

Nada de jornaleros, ni de inmigrantes sin papeles, ni pringaos de tres al cuarto, ni desahuciables o desahuciados. Con cuatro años por delante antes de volverlos a engañar, Juanma puede hacer lo que le plazca merced a su mayoría absoluta. Con corbata verde, eso sí, citando a Carlos Cano y a María Zambrano en el discurso de toma de posesión y profanando el himno de Andalucía cada vez que lo canta. No quiero ni imaginarme lo que para él debe significar "Andaluces, levantaos" o pedir "tierra y libertad."

Juanma el Suavón, lo llamaban. De las aguas mansas, líbreme dios. O quien sea. Sobre todo si, como ya empieza a sonar por los predios madrileños, sus aspiraciones van más allá de Andalucía.

J.T.

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