Corazón de Olivetti

¿Qué es lo que no entienden de la palabra no?

He comprendido el mensaje, vino a decir Felipe González tras las últimas elecciones generales que ganó, las de 1994, cuando ya sentía el aliento de Aznar en la nuca. Su electorado le reclamaba un giro a la izquierda pero en los dos años siguientes vino a demostrar que no había entendido ni papa y tuvo que anticipar los comicios para perderlos en 1996.

Que han oído el clamor de las calles, proclaman hoy con distinto tono los líderes del PSOE y del PP, tras las manifestaciones de indignados que hoy domingo volverán a repetirse en protesta por una reforma constitucional que ni siquiera va a ser sometida a referéndum.

¿Qué es lo que han escuchado en Génova o en Ferraz? Y, sobre todo, ¿qué es lo que no entienden de la palabra no? Del no a la política concebida como un cortijo sino como la patria común de todos los ciudadanos. Del no a la economía cortada a la medida de los grandes intereses. Del no a la sumisión, mientras nos privatizan lentamente la democracia.

En un plisplás, han pergeñado una modificación constitucional de cuya aprobación directa excluirán a su gente. Y todo ello ocurre mientras el gentío del 15M reclama decisiones asamblearias, un mundo concebido a imagen y semejanza de sus habitantes y no de sus abusadores. Que no usen, al menos, su nombre en vano; que no digan de nuevo que han comprendido el mensaje porque contra la legítima violencia de las ideas, el poder sigue imponiendo la idea de la violencia implacable, la del decretazo. Quizá si ellos no quieren contar con el pueblo en esta reforma exprés, el pueblo sencillamente no tendría que contar con ellos el próximo 20-N.

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