La tramoya

Europa y España, con el paso cambiado

La Oficina de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD) acaba de publicar su último informe anual (Informe sobre el comercio y el desarrollo 2013) en el que muestra con datos muy claros y abundantes evidencias empíricas que las mejores estrategias para promocionar la actividad económica, el comercio, el empleo y el desarrollo integral no son precisamente las que llevan a cabo los gobiernos europeos inspirados en el fundamentalismo neoliberal.

En primer lugar, el informe pone de relieve lo que cuesta tanto trabajo que reconozcan los defensores de estas políticas dominantes, su fracaso a la hora de hacer frente a la crisis y de poner en marcha nuevas vías de desarrollo. LA UNCTAD señala que se está produciendo una paralización del comercio internacional que en gran parte se debe al impacto de estas políticas, que no dan respuesta efectiva a los problemas que provocaron la crisis y que además la agudizan: la continua disminución de la presencia del Estado que debilita a las economías, el aumento constante de la desigualdad como consecuencia de las políticas de reformas neoliberales, la desregulación del sector financiero que ha provocado carencia de crédito a la actividad productiva y un incremento nefasto de las prácticas irregulares ilegales y de la especulación, y la persistencia de un modelo de crecimiento que hace a las naciones excesivamente dependientes de las exportaciones, todo lo cual produce el desequilibrio permanente de la economía mundial en el que es imposible que el comercio y el desarrollo sean viables y mucho menos sostenibles.

El informe considera que la paralización del comercio mundial puede convertirse en estructural y provocar efectos muy negativos sobre el empleo y el bienestar y señala que se debería hacer frente a ello modificando las bases actuales de las políticas económicas, para poner en marcha estrategias de nuevo tipo, precisamente en la línea que venimos defendiendo desde hace mucho tiempo los economistas más críticos con las políticas dominantes.

La idea que defiende la UNCTAD parte de evidencias y no de discursos ideológicos, al constatar que los países que obtienen mejores rendimientos son los que basan su crecimiento en el desarrollo de la demanda y los mercados internos, en lugar de en la competencia a través de las exportaciones.

Y es ante el peligro cierto de que la situación actual se haga completamente insostenible, porque las estrategias basadas en el crecimiento de las exportaciones han llegado ya a su límite, por lo que propone que se reformulen las bases de las políticas de impulso de la actividad económica.

El informe de la UNCTAD señala con toda la razón lo que muchos criticamos en Europa, que la estrategia de competir a través de las exportaciones no puede llevarse a cabo por todos sin terminar por empobrecer a los demás y, por tanto, destrozando a todas las economías que la practican, mientras que las que se basan en el desarrollo de la demanda interna sí que son compatibles entre ellas y pueden generar desarrollo cooperativo y sostenible.

Para ponerlas en marcha y conseguirlo, el informe subraya que lo que se necesita es precisamente modificar la orientación de las políticas. Frente a la continua devaluación interna que propone la Unión Europea o el Fondo Monetario Internacional (éste último una vez más en sus recomendaciones a España de la semana pasada), que empobrece a todos y termina paralizando el crecimiento general, lo que se necesita, por el contrario, sería incrementar el ingreso de las familias, distribuirlo mejor, aumentar la inversión doméstica, no tener miedo de las políticas expansivas del sector público basadas en el aumento de las infraestructuras y de los recursos que mejoran la productividad y el bienestar y, por supuesto, acabar con la dependencia patológica respecto a un sistema financiero mal gobernado y que necesita una reforma en profundidad.

En particular, el informe señala que es importante que cambie el papel de los bancos centrales que, como ocurre en el caso paradigmático del europeo, están centrados en objetivos estrechos e inadecuados y no en el que debería ser el principal de crear empleo y mejorar el ingreso y su distribución.

En definitiva el informe de la UNCTAD, sus datos y evidencias empíricas, son una prueba más de que muchos países, y Europa y España en particular, circulan con el paso cambiado. Sus dirigentes han convertido nuestras economías en maquinarias de empobrecimiento y destrucción de actividad y riqueza, en aras solamente de favorecer los intereses de grupos empresariales y bancarios muy reducidos.

Además, informes como este muestran de nuevo que lo que está ocurriendo, el fracaso estrepitoso de las políticas que se aplican, no es ni una casualidad ni el resultado de que no se conozcan sus efectos reales o sus alternativas. Demuestran, por el contrario, que lo que realmente están haciendo gobiernos como el europeo o el español cuando defienden estrategias y políticas económicas que sabemos a ciencia cierta que no van a generar empleo sino que van a destruirlo, que van a paralizar el comercio y la actividad económica y no a potenciarlos como dicen, que conllevan el cierre de miles de empresas y que nos empobrecen a la inmensa mayoría, es agredir sin compasión a los pueblos. No es que los gobiernos no acierten, o no sepan, o tengan mala suerte con la coyuntura en que aplican sus políticas. Es que forman parte del ejército con el que los grupos de poder dominantes han desatado una guerra de clases sin cuartel contra el resto de la sociedad.

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