El ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, se las prometía muy felices con la recién estrenada valla antitrepa instalada en los perímetros fronterizos de Ceuta y Melilla. Se trata de una especie de mosquitera metálica, fabricada por la misma compañía que desarrolla las concertinas (Kwazulu), que con su alambre de acero de menos de dos milímetros de diámetro con cuadrículas de 1,3x1,3 centímetros dificultan extraordinariamente su escalado.
Resulta imposible introducir los dedos de las manos o los pies en los huecos, así como segar el alambre con herramientas estándar de corte como cizallas. Además, Kwazulu cuenta con su modelo Clearvu reforzado con una estructura de ángulos y tubos de hierro con cerámica en el interior que aún hace más imposible su corte. Estas planchas cubren los cuatro metros superiores de la valla de seis metros y, según fuentes del ministerio, cuenta con una efectividad del 99,13%.
Lo cierto es que desde su instalación el número de subsaharianos que ha conseguido traspasar la valla apenas alcanza el medio centenar en los intentos del pasado 1 de julio (de unos 130 pasó una veintena) y ayer martes (de unos 300 subsaharianos pasaron unos 30). Para conseguirlo, los migrantes no sólo han recurrido a escaleras de madera, sino también a otro tipo de instrumentos más propios de la tradición ninja. Es el caso del kaginawa, esto es, una cuerda con un gancho de acero en su extremo, como el que también utilizaban los piratas en sus abordajes, que sirve para escalar, bien sea con propósitos de evasión o de inclusión en un determinado lugar.
Entre el medio centenar de migrantes que ha escalado con éxito la barrera se han encontrado, además, otros utensilios de fabricación casera con los que se ayudan en su escalada por la valla antitrepa. Se trata de tornillos en los zapatos y, sobre todo, de los llamados por la tradición ninja tekko-kagi. Se trata de una especie de garras cuyos pinchos pueden salir bien de la palma de la mano o de los nudillos. Originariamente, se trataba de una herramienta agrícola que utilizaban en las zonas rurales de Oriente para cortar las malas hierbas y que, posteriormente, los ninjas adoptaron como arma ofensiva y defensiva. En este sentido, las 'garras de mano' sirvieron también de inspiración para el personaje de Lobezno de la saga X-Men.
Pues bien, de un modo mucho más rudimientario, los subsaharianos ya han comenzado a producir herramientas con las que imitar al tekko-kagi y, de hecho, la Asociación Unificada de Guardias Civiles ya ha filtrado algún imagen que da testimonio de ello. Dos ganchos en cada mano bastan a los migrantes para ascender por la valla antitrepa, aunque una vez en la cima todavía habrán de enfrentarse con las cuchillas de las concertinas.
La desesperación puede con todos esos obstáculos y el millón y medio de euros invertido por Interior en los más de 25.700 metros lineales de malla antitrepa no parecen suficientes y muchos menos adeacuados para acabar con la inmigración ilegal, apareciendo las ayudas para la Cooperación y el Desarrollo como un instrumento mucho más eficaz.
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