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Recarga tu móvil con tu propio sudor

Recarga tu móvil con tu propio sudorEn pleno verano ya, con el azote de las primera olas de calor, inevitablemente llega el sudor. Un adulto pierde en verano unos 600 centímetros cúbicos de agua al día a través del sudor... y es la época en las todas esas revistas comienzan a publicar artículos acerca de cómo reducir esta transpiración... pero, ¿y si sudar no fuera un inconveniente en ciertas situaciones si no, más bien, una ventaja?

Investigadores de la Universidad de California han desarrollado un parche capaz de transformar nuestro sudor en energía. Adherido a nuestra piel, este parche flexible, de apenas unos centímetros, contiene en su interior encimas que sustituyen los metales que se emplean habitualmente en las baterías, aprovechando el sudor para generar energía.

Recarga tu móvil con tu propio sudorA efectos prácticos, es como si lleváramos  una celda de biocombustible en nuestra piel. Todavía es pronto para conseguir que genere suficiente energía que realmente sea útil, pero a medida que avanzan los prototipos, éstos son capaces de extraer hasta diez veces más electricidad.

Con todo, uno de los investigadores del equipo de científicos, Joseph Wang, afirma que con el último modelo, "si salieras a correr, serías capaz de hacer funcionar un dispositivo móvil".

No es la primera vez que sale a la luz una investigación de este tipo. Ya hace tres años, el propio Wang expuso la teoría de tatuajes temporales con este mismo propósito. Entonces, el trabajo, que fue expuesto durante la celebración de la 248 Exposición Nacional de la Sociedad Americana de Química en San Francisco, revelaba cómo un sensor integrado en el tatuaje era capaz de medir el lactato, sustancia química presente en el sudor.

Esto no es nuevo porque, de hecho, l@s deportistas de élite lo miden para afinar sus pruebas de rendimiento (a mayores niveles, más intensidad de entrenamiento); la diferencia con los tatuajes es que, para empezar, no son necesarios análisis de sangre y, además, se puede realizar la monitorización de manera continua. La otra gran diferencia es la energética: el sensor tatuado contiene una encima que permite transformar el lactato en una corriente eléctrica a través de un ánodo y un cátodo, almacenando en una batería incorporada al sensor.

En las primeras pruebas de estas biobaterías que se hicieron hace tres años los mejores resultados no eran suficientes ni siquiera para alimentar un reloj de pulsera. Ahora, con los últimos modelos de parches, esta capacidad se ha multiplicado significativamente. Los avances se producen muy rápidamente, más aún considerando que las únicas biobaterías que se había conseguido hasta la fecha eran las que aprovechaban la glucosa en sangre, pero para eso era necesario recurrir a la cirugía y los implantes. Eso ya es pasado.

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