Los Institutos Nacionales de Salud, en Reino Unido, acaban de descubrir cómo nuestro cerebro elimina las sustancias tóxicas que llegan a él a través de los vasos linfáticos. Según las primeras conclusiones, estos vasos actuarían como una suerte de cañerías entre el cerebro y nuestro sistema inmunológico.
El estudio se realizó con voluntarios en buen estado de salud y en las pruebas diagnósticas pudieron ver cómo, literalmente, el cerebro drena líquido a los vasos linfáticos. Así lo explica el profesor Daniel S. Reich, principal investigador de este estudio, publicado en eLife, desde el Instituto Nacional de Trastornos Neurológicos y Accidentes Cerebrovasculares (NINDS).
Los vasos linfáticos, que corren junto a los sanguíneos, son los encargados de transportar la linfa, esto es, el fluido incoloro que contiene células inmunes y residuos, a los ganglios linfáticos. Simplificando el proceso, podríamos decir que gracias a la recirculación de estas células que realizan los vasos linfáticos con ayuda de los glóbulos blancos, el cuerpo es capaz de detectar si algún órgano está siendo atacado por bacterias o virus.
El descubrimiento realizado por Reich y su equipo es muy importante, puesto que hasta hace muy poco tiempo se desconocía si el sistema linfático llegaba o no al cerebro, lo que ponía en cuestión cómo nuestra materia gris desechaba sus ‘desperdicios’. Sería en 2015, tras un estudio con ratones, cuando comenzó a evidenciarse su existencia también en el cerebro.
Apoyándose en resonancias magnéticas con cinco voluntarios a los que previamente se les había inyectado un contraste (gadobutrol, utilizado para visualizar los vasos sanguíneos del cerebro dañados por enfermedades como esclerosis múltiple o cáncer) llegaron al hallazgo. Fue así, tras configurar de diferentes maneras los escáneres, como detectaron que algunas de las moléculas inyectadas cruzaban hacia vasos linfáticos vecinos realizando su labor en la materia gris.
No es algo único en los humanos; necropsias practicadas posteriormente a algunos primates también confirmaron que el sistema linfático también se extiende a sul cerebro, drenando fluido, por lo que podría ser algo común en los mamíferos.
Reich está convencido de que el descubrimiento puede contribuir a avanzar en el estudio de una amplia variedad de trastornos neurológicos. Él, por ejemplo, lleva años volcado en la investigación de la esclerosis múltiple y otros trastornos neurológicos que se sospechan que implican directamente al sistema inmunológico. En este sentido, el científico ampliará su campo de investigación, tratando de averiguar si el sistema linfático funciona de manera diferente en pacientes que tienen esclerosis múltiple u otros trastornos neuroinflamatorios.
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