La oveja Negra

Ala de mosca: droga y servicio secreto

Existen pocas cosas que muestren con mayor claridad la hipocresía de la sociedad actual que nuestra forma de afrontar el tema de la droga. Y es que todos sabemos que la droga es el hijo de la del portal 3, el pobrecillo, con lo buen chico que parecía. Aquella chica tan parada que se fugó de casa por no sé qué con el padre. O el tipo del chándal de los dos paquetes de Kleenex por un euro. Ellos son la droga. Los otros, la gente decente con las vestiduras recién rasgadas, no, nunca. Pero la verdad sigue siendo verdad aunque nadie la reconozca. La droga está sentada en los despachos de los grandes ejecutivos, en las redacciones periodísticas, se encierra en los cuartos de baño del Congreso y del Senado, corre por las mesas de los juzgados, asiste a las bodas, Reales y plebeyas. No se pierde ni una de nuestras fiestas populares, ya sea el Rocío, las Fallas o los San Fermines. Sale con su hijo todos los fines de semana y conduce el coche.

Ala de mosca: droga y servicio secretoSegún el Observatorio Europeo de la Droga, España sigue a la cabeza en consumo de cocaína y cannabis. Porque en nuestro país el consumo de droga está tan normalizado como el de gin tonics. En Madrid es más fácil encontrar cocaína que un restaurante vegano.

Aníbal Malvar, mi vecino de arriba con su columna en Público, habla de la droga en su novela Ala de mosca, editada por Akal. De los clanes gallegos, de cómo todo el mundo sabe pero nadie reconoce, de guerras de poder entre narcos de uno y otro lado del Atlántico.

Un ex miembro de los servicios secretos recibe la llamada del actual marido de su ex. La hija de ambos ha desaparecido y quiere que la encuentre. Tirará de sus antiguos contactos para encontrar a la chica. Pero la aparición de un cadáver en una playa de Vilagarcía complica las cosas. La víctima era el hijo de uno de los capos gallego de la coca.

Ala de mosca habla de la droga, pero, como no podía ser de otra forma tratándose de una novela de Aníbal Malvar, la novela nos cuenta mucho más: Del papel de los servicios secretos españoles durante el 23F, ese momento tan nebuloso de nuestra historia, de su degradación, de cómo las manos que mueven los hilos siempre están tan altas que nadie puede verlas. Ala de mosca está escrita con un estilo personal, duro y hermoso a la vez. Es una novela negra que contiene muchas otras en su interior, como uno de esos libros desplegables para niños. Las páginas van creciendo a medida que las pasas.

Una noche, caminando por la Plaza Mayor de Madrid, un tipo me ofreció marihuana. Le dije que no fumaba. Se echó a reír. Nunca me creyó.

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