La soledad del corredor de fondo

La fuerza silenciada de la izquierda andaluza

Anoche al llegar a casa –y a pesar de que me había prometido a mí mismo no hacerlo-, no pude evitar la tentación de encender el televisor para ver el programa "En tierra hostil" dedicado a Venezuela.  Como ya sabía, no aguanté demasiado frente a la pantalla. Indignado ante tanta mentira gratuita sobre la realidad venezolana apagué el aparato, y como para "desintoxicarme" de aquello, busqué entre mis vídeos el documental irlandés "yLa revolución no será transmitida". Para el que no lo sepa, la película en cuestión trata sobre el intento de golpe de estado que sufrió Venezuela en el año 2002, una joya dirigida por Bartley y O'Briain que, en pleno golpe, salieron cámara en mano para captar lo que estaba sucediendo en Caracas, dando con ello testimonio de lo que los grandes medios de comunicación venezolanos estaban silenciando. Nada era nuevo bajo el sol desde luego. No hace falta leer a Gramsci para saber que los medios de comunicación no hacen sino reproducir la ideología dominante, y por eso, cualquier noticia sobre políticas alternativas es sistemáticamente manipulada–o directamente ignorada-, para proteger los intereses del poder. ¡Qué le vamos a hacer! No podíamos esperar que los medios de las grandes empresas fuesen a cavar la tumba del capitalismo.

En Andalucía esto también ocurre. Ahora, de repente y sin previo aviso, Izquierda Unida ha desaparecido de los medios en pleno escenario electoral. La justificación parece sencilla para algunos, pues las encuestas han dado a la izquierda una bajada importante que la haría retroceder al quinto lugar en la intención de voto de los andaluces. Sin siquiera entrar a valorar unas encuestas fabricadas al gusto del que las encarga, entiendo infame que se trate de ignorar a una fuerza con el peso de IU en la región, condenándola al vacío informativo, a pesar de la constatación palpable de que el apoyo a IU –incluso en las encuestas-, no deja de crecer.

La idea a transmitir parece clara: IU ha muerto. Lo que no consiguieron Franco ni la caída del muro de Berlín se va a hacer realidad, y por fin los comunistas van a ser borrados de la historia de España. Es necesario repetirlo mil veces como dijo Goebbels para que la mentira se convierta en verdad, y los andaluces entiendan así que no pueden dar su confianza a quienes cuestionan el sistema vigente. Pero, para demostrar que IU ha muerto, los medios deben antes hacerla desaparecer, y por eso un acto de Ciudadanos de apenas una veintena de asistentes es noticia mientras que una manifestación como la del 28F -con decenas de miles de andaluces en las calles de Sevilla convocados en solitario por IU-, no tiene cabida en la prensa.

Afortunadamente para la izquierda, nada de esto parece haber hecho mella en la organización. Ante el silencio indecente de los medios, Izquierda Unida ha recurrido a su capital más valioso: su militancia; una militancia acostumbrada pero no resignada a las derrotas, y que no ha dudado en tirar del panfleto, el cartel y el acto público para compensar la falta de atención mediática. Ciertamente militar en IU no es fácil, y va mucho más allá de registrarse por Internet y votar de vez en cuando. Al militante se le exige mucho a cambio de poco, pero aún así no suelen faltar manos para sacar el proyecto a la calle. Los resultados están ahí, a la vista de cualquiera que se moleste en buscarlos: actos multitudinarios en las capitales, que han llegado a superar todas las expectativas en ciudades como Córdoba, Jérez o Málaga, mítines en las plazas los pueblos, miles de carteles, repartos de octavillas,...en una actividad frenética que llega a la extenuación en lugares como Sevilla, capital en la que se han realizado más de cien encuentros de convocatoria social con entidades de los barrios, y más de una veintena de actos públicos.

Que la izquierda andaluza haya sido Trending Topic de Twitter en varias ocasiones en la última semana, que Antonio Maíllo haya resultado ganador del debate a tres en la mayoría de los medios digitales, o que en Málaga se tuviesen que habilitar dos salas más del Palacio de Ferias y Congresos para escuchar a Maíllo, Garzón y Anguita, demuestra empíricamente que IU no ha muerto. Aquellos que piensen que unas encuestas, o incluso unos resultados electorales adversos, pueden acabar con ella andan muy equivocados pues no conocen la tenacidad de su militancia, una militancia aguerrida y curtida en el trabajo voluntario, y que desde luego no va a permitir que los sueños húmedos de algunos oligarcas se hagan realidad sin luchar.

He escrito este artículo junto a Alejandro Sánchez Moreno. Alejandro es Historiador y docente de educación secundaria. Autor del libro "José Díaz. Una vida en lucha", Editorial Almuzara, 2013.

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