La espuma de la noticia

Adio, pino; hola, madroño

Hace una semana, se llevaron el pino del Congreso. Era un árbol que llevaba 30 años plantado en una esquina del patio parlamentario, junto a la escalera de granito que conduce a la primera ampliación. Testigo mudo de charlas y confidencias, oxigenaba el aire y lucía sus mejores galas en Navidad, cuando adornaban sus brazos con guirnaldas, bolas y bombillas de colores. Pero, ¡ah, contrariedad!, la fina base de tierra a sus pies y las cañas de bambú que lo rodeaban le minaron la salud. Adiós pino del Congreso. En tu lugar, van a plantar un madroño. ¿Botánica o centralismo?

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