La lupa

Rey de todos, rey de nadie

El rey Juan Carlos debería tener en cuenta al menos tres de cosas antes de lanzarse al ruedo a defender la sangrienta fiesta llamada nacional. Una: que los jóvenes españoles son cada vez más antitaurinos. Dos: que esos mismos jóvenes son cada vez menos monárquicos. Y tres: que, al menos en teoría, el rey es rey de todos, de jóvenes y de viejos, de taurinos y de antitaurinos, de manera que debería ser más cuidadoso a la hora de publicitar sus querencias, porque si no anda con más tiento, puede, en el futuro, acabar siendo rey de nadie.

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