La preguntadora

Balanceando

Mientras todas las balanzas de pago se van a la mierda, me toca hacer balance del año; que no tiene la culpa de nada pero que, por lo tanto, también apesta.  

Lo empezamos con eufemismos electoralistas (desaceleración y demás) y, repartidos los escaños, se empezó a llamar a las cosas por su nombre (crisis y lo que conlleva). Zapatero llegó a decirme, delante de una cámara, que a partir de marzo (justo después de que media España le votara) esperaba que las cifras mejoraran. Lo cuál confirma, lo que intuíamos todos: la primera obligación del político, con buena o con mala intención, es agarrarse a la silla con todas sus ganas. Y en esto aplico una nueva de Felipe González: "no es cuestión de ideologías sino de ideas". Él la aplicaría para reconstruir el podrido sistema financiero mundial. Pero me da que la frase se puede aplicar a muchas cosas más. Por ejemplo, ¿han visto las fotografías de su nueva novia? Será cosa mía pero ¿no tiene pinta de pepera? 

Con esa imagen extraña me vienen a la cabeza más: Zp perdiendo un zapato y encontrando una silla que le prestó Sarkozy (el presidente que sobaba a

la Merkel –según ella– mientras su señora salía en bolas en las bolsas de no sé que tienda). Otros zapatos protas son los que no alcanzaron a Bush físicamente pero que ideológicamente le dieron de lleno, según las encuestas. Espe también tiene una de calzado: ¿la recuerdan con tacones y calcetines contándole a España los charcos de sangre que, para salvar el pellejo, tuvo que pisar? 

Bueno, pues despidámonos pisando fuerte, con risas para aguantar lo que venga. Conservemos
la Esperanza –que no
La Aguirre– de que el sistema que está por nacer, sea fruto de la selección natural. Será mejor, tiene que serlo aunque el dinero no tenga ni ideas ni ideología.  

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