La verdad es siempre revolucionaria

Requiem por Amets y Sara. In memoriam

Impotente para devolverles la vida a las niñas Amets y Sara asesinadas por su padre José Ignacio Bilbao Aizpurúa, en el pueblo de San Juan de la Arena en Asturias, únicamente puedo escribir estas líneas en su homenaje.

Amets y Sara han sido víctimas de un monstruo, sin duda, pero no únicamente de él. Amets y Sara han muerto porque el sistema lo permitió. Este régimen patriarcal que organizan y dirigen gobernantes, políticos, legisladores, maestros, funcionarios de policía, jueces, fiscales, médicos y psicólogos, periodistas y comentaristas, escritores y politólogos, que entregan inermes e indefensas a dos niñas de siete y nueve años a un padre asesino.

Cuando solo hace un año se celebró el juicio contra José Bretón que en octubre de 2011 asesinó a sus dos hijos, de dos y siete años de edad en Córdoba, quemándolos vivos, mientras disfrutaba del régimen de visitas de los niños.

Cuando el Comité de Naciones Unidas para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer (CEDAW) ha condenado al Estado español por no actuar de manera diligente para evitar la violación de los derechos de Ángela González, una mujer víctima de violencia machista, y su hija Andrea, que fue asesinada por su padre durante un régimen de visitas. El pronunciamiento se produce a raíz de una demanda interpuesta en septiembre de 2012 por Women's Link Worldwide en representación de González, quien en más de 30 ocasiones denunció ante las autoridades la violencia que ella y su hija sufrían, y solicitó medidas de protección para ambas.

La falta de debida diligencia del sistema de protección condujo a que la niña, de entonces siete años, fuera asesinada por su padre en una de las visitas sin supervisión concedidas al agresor. En su dictamen, el Comité ratifica la obligación que tienen los Estados de "investigar la existencia de fallos, negligencia u omisiones por parte de los poderes públicos" que dejan sin protección a las víctimas de violencia de género. De igual forma recuerda que para hacer esto realidad se necesita de "voluntad política y el apoyo de agentes estatales".

Por ello,

Yo acuso del asesinato de Amets y Sara al gobierno de José Luís Rodríguez Zapatero del Partido Socialista Obrero Español, que redactó el proyecto de Ley de Violencia de Género en el que no se contempla que a los padres maltratadores se les retire el régimen de visitas a sus hijos.

Yo acuso del asesinato de Amets y Sara a los diputados de todos los Partidos políticos del arco parlamentario que aprobaron por unanimidad la Ley de Violencia de Género, en la que no se contempla que a los padres maltratadores se les retire el régimen de visitas a sus hijos.

Yo acuso del asesinato de Amets y Sara a los diputados de todos los Partidos políticos del arco parlamentario que aprobaron por unanimidad la Ley de Violencia de Género que no considera víctimas de violencia de género a los niños asesinados, por no ser la pareja sentimental del feminicida y por tanto ni siquiera entran en la macabra lista de cada año.

Yo acuso del asesinato de Amets y Sara a los diputados de todos los Partidos políticos del arco parlamentario que aprobaron por unanimidad la Ley de Violencia de Género, en la que no se establece la violencia institucional, al no exigir responsabilidad alguna a los funcionarios de la Administración de Justicia por las negligencias y los fallos culposos y dolosos en la protección de las víctimas.

Yo acuso del asesinato de Amets y Sara al ministro de Justicia Alberto Ruíz Gallardón, y al secretario de Estado de Justicia de no haber presentado la modificación de la Ley de Violencia de Género, para que a los padres maltratadores se les retire el régimen de visitas a sus hijos, que le pedimos desde el Partido Feminista y la Plataforma Feminista del Ateneo de Madrid, en varias ocasiones, durante los últimos cinco años.

Yo acuso del asesinato de Amets y Sara a los señores diputados y a las señoras diputadas del Partido Popular, del Partido Socialista Obrero Español, de Izquierda Unida, de Esquerra Republicana de Cataluña, de Convergencia y Unión, con los que las compañeras de la Plataforma y yo nos reunimos en diversas ocasiones para pedirles que pusieran en marcha la reforma de la Ley de Violencia de Género, para que a los padres maltratadores se les retire el régimen de visitas a sus hijos, sin que recibiéramos la menor respuesta de ninguno de ellos.

Yo acuso del asesinato de Amets y Sara a Toni Cantó, Diputado del partido UPyD, que defendió arriscadamente en la Comisión del Parlamento que la mayoría de las mujeres maltratadas presentaban denuncias falsas.

Yo acuso del asesinato de Amets y Sara a la Secretaria del Parlamento español Dolors Montserrat, del Partido Popular, a la que visité para pedirle que instara a su partido a poner en marcha la reforma de la Ley de Violencia de Género, para que a los padres maltratadores se les retire el régimen de visitas a sus hijos, sin que recibiera la menor respuesta.

Yo acuso del asesinato de Amets y Sara a la Delegada de Violencia de Género, Blanca Hernández, a la que visitamos en repetidas ocasiones para reiterarle nuestra petición, sin que haya realizado acción alguna para influir en el gobierno del partido al que pertenece, para que se procediera a estudiar la reforma de la Ley de Violencia de Género para que a los padres maltratadores se les retire el régimen de visitas a sus hijos.

Yo acuso del asesinato de Amets y Sara al gobierno que organiza una campaña informativa falaz que se emite por todos los medios de comunicación en la que induce a las víctimas de violencia machista a denunciar, asegurando que las instituciones las protegerán.

Yo acuso del asesinato de Amets y Sara a las sucesivas Directoras del Instituto de la Mujer, a las que en numerosas ocasiones he instado a que solicitaran la reforma de la Ley de Violencia de Género para que a los padres maltratadores se les retire el régimen de visitas a sus hijos, sin que recibiera la menor respuesta de ninguna de ellas.

Yo acuso del asesinato de Amets y Sara al criminólogo experto en Seguridad Policial, miembro del área de Formación y Cooperación del Gabinete de Cooperación y Estudios de la Secretaría de Estado de Seguridad, Jorge Zurita Bayona, autor de la Ponencia "Herramientas Policiales en la Erradicación de la Violencia de Género y las TICs", en la que habló sobre el sistema de seguimiento Integral en los casos de Violencia de Genero, también conocido como sistema VIOGEN, que protege a 65.000 mujeres, que presentó en el IV Congreso de Violencia de Género celebrado por la Junta de Andalucía. Y con el que las compañeras de la Plataforma Feminista del Ateneo de Madrid y yo participamos en una larga sesión de análisis de los recursos y actuaciones de la Policía Nacional, la Guardia Civil, las policías autonómicas y las municipales, y al que trasladamos nuestra petición de que los agentes de las fuerzas y cuerpos de Seguridad del Estado protegieran seriamente a las mujeres que padecían malos tratos, y a sus hijos, en vez de desanimarlas a presentar denuncia minimizando el peligro, sin que haya tomado medida alguna sobre ello.

Yo acuso del asesinato de Amets y Sara a los agentes de la Policía Nacional, de la Guardia Civil, de las policías autonómicas y de las policías municipales que cuando una mujer les pide protección por sufrir maltrato no toman la denuncia, le aconsejan que tenga paciencia o le entregan unas instrucciones escritas sobre las medidas que debe tener en cuenta, o escriben una denuncia mínima en la que apenas aparecen los hechos más relevantes, sin preocuparse de conocer la situación real de la víctima y de sus hijos.

Yo acuso del asesinato de Amets y Sara a los jueces de Instrucción y Penales que cuando reciben una denuncia de maltrato que no aporte certificados médicos de lesiones la desprecian; que desconfían de la víctima considerando que miente; que cuando no se consigue entregar la citación de comparecencia al denunciado porque se esconde, archivan el expediente; que no otorgan las órdenes de protección que les solicita la defensa de la víctima y que concluyen en la mayoría de los juicios absolviendo al maltratador. Y que incluso en algunos casos procesan a la víctima acusándola de haber presentado una denuncia falsa.

Yo acuso del asesinato de Amets y Sara a los magistrados de las Audiencias Provinciales que ratifican mayoritariamente las sentencias absolutorias de los maltratadores dictadas por los juzgados Penales, sin solicitar nuevas pruebas ni proceder a investigación alguna acerca de la conducta de los denunciados.

Yo acuso del asesinato de Amets y Sara a los fiscales que ante un procedimiento por violencia machista se inhiben de acusar, de investigar los hechos, de solicitar pruebas psicológicas del estado mental del maltratador y de la víctima y no reclaman la retirada de la custodia y del régimen de visitas de los menores para el padre. Y que incluso en algunos casos denuncian a la víctima por denuncia falsa.

Yo acuso del asesinato de Amets y Sara a los forenses, psicólogos y psiquiatras y asistentes sociales que emiten informes en los casos de violencia machista, sobre la situación familiar y la conducta de todos los implicados, disculpando al culpable y atribuyendo a la víctima falsedades y simulaciones que permiten que los padres maltratadores sigan disfrutando de la compañía de los hijos, aunque puedan acabar asesinándolos.

Yo acuso del asesinato de Amets y Sara a las asociaciones de mujeres que siguen defendiendo la bondad de la Ley Integral de Violencia de Género y se niegan rotundamente a apoyar las reformas imprescindibles para garantizar una mayor protección a las víctimas, para no disgustar al Partido Socialista que la redactó y la aprobó.

Yo acuso del asesinato de Amets y Sara a las trabajadoras sociales y psicólogas que están en los Puntos de Encuentro para controlar el régimen de visitas de los padres maltratadores a los hijos, y que no emiten informes al Juzgado en los que se describa el peligro de mantener ese régimen y aconsejando su retirada.

Yo acuso del asesinato de Amets y Sara a los medios de comunicación por informar sesgadamente de los casos de violencia machista, buscando el sensacionalismo, hurgando en la vida privada de la víctima, arguyendo disculpas para el maltratador, al que tratan como al asesino de Amets y Sara, José Ignacio Bilbao Aizpurúa, de "hombre triste y solitario".

Yo acuso del asesinato de Amets y Sara, a profesores y maestros por educar a los niños y a los adolescentes, a las niñas y a las adolescentes, en aceptar la sumisión de las mujeres y la prepotencia y agresividad de los varones.
Yo acuso del asesinato de Amets y Sara a los opinadores profesionales, los escritores, los curas y los obispos por minimizar la violencia machista, burlarse de las víctimas, difundir los estereotipos sexistas, acusar a las madres de posesivas y maltratadoras, comprender a los "pobres" maridos y "padres", "tristes y solitarios", y difundir que las víctimas presentan denuncias falsas.

No ignoro que, al formular estas acusaciones, arrojo sobre mí la posibilidad de que me acusen de los delitos de injuria y calumnia. Que se atrevan a llevarme a los Tribunales y que me juzguen públicamente.

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