La verdad es siempre revolucionaria

Ateneo de Madrid (II)

Cuando comienza esta nueva etapa del Ateneo de Madrid, las que aún nos sentimos sentimentalmente ligadas a esa institución y que hemos dejado buena parte de las horas y los días, de los veinte años que he sido socia de la misma, en organizar actividades, montar debates, teatro, documentales, plataformas, feminismo, no puede sernos indiferente su destino.

En la Junta de gobierno quedan compañeros y compañeras que han arrostrado con valentía y tenacidad los temporales que han azotado la asociación en los últimos años, y como Miguel Pastrana, Marian del Caño Calle y Gracia Menocal, que se han dejado la piel en beneficio de la misma. En esa brillante y famosa etapa del gobierno de la Convergencia Democrática por el Ateneo, se han acogido a los movimientos sociales, ahora triunfadores en las elecciones –en el Ateneo se presentó por primera vez el 15-M- a pesar de la crisis económica no se despidió a ninguna trabajadora ni trabajador, se mantuvo estrictamente el cumplimiento del Reglamento, la libertad de expresión, la democracia y la independencia de los socios y de las Secciones. Supieron organizar, administrar y sobre todo soportar los embates de los saboteadores de la oposición que tenían el propósito de hundir el Ateneo. Con el criterio de que mejor destruirlo todo que dejar que lo gobierne París y su equipo, la alianza contra natura de socialistas, masones, extrema izquierda (o así se lo creen ellos) y extrema derecha (y esa sí es cierta), se ha situado en la mayoría de la Junta de gobierno. Y ahora, triunfantes, tienen que gobernar. ¡Ah, eso es lo difícil!

Muy difícil porque han tenido que reunirse hasta cuatro grupos sociales para ganar a la Candidatura de Convergencia. Por supuesto los que siempre estuvieron en contra de Carlos París, envenenados por el rencor al ver como ganaba las elecciones por mayorías más que absolutas: en el año 2011 por 267 votos contra 116 de los contrarios, es decir que casi se la triplicó. Los que habiendo estado a favor con la condición de dirigir y ordenar lo que había que hacer y que se convirtieron en furiosos enemigos cuando se enteraron que Carlos París no era precisamente sujeto para manipular. Los que, y parece mentira, habiendo conocido de cerca los problemas económicos por estar en la Junta de Gobierno se opusieron cerrilmente al Plan de Viabilidad Económica que hubo que poner en marcha para salvar el Ateneo cuando se le negaron las subvenciones. Los, y más prepotentes, que aliados con socialistas y masones decidieron tomar el mando, y aún así no han obtenido el resultado de París. Desdicha fuerte que hayan tenido que reunirse cuatro grupos –poco amigos entre sí- para conseguir 221 votos. 

El día de las elecciones me decía muy irritado un Ateneísta, "la biblioteca está llevada como una biblioteca de barrio, la señora Manuela que se encarga de ella no quiere sacar los libros que se llenan de polvo en las estanterías. Cada vez vendrá menos gente, aquí los empleados tienen el mismo estilo que los funcionarios, no atienden nada de lo que les propones, además está lleno de falangistas. De todos los que se metieron cuando la dictadura, que ahí siguen, y sus hijos." Bien sabía Carlos París lo que costaba neutralizar a los "fachas" y movilizar a los inútiles, conseguir que algunos empleados hicieran parte de su trabajo y mantener la dignidad de la institución disimulando las algaradas, los insultos y las calumnias de los hooligans, los delirantes y los conspiradores contra la Junta. Y naturalmente, financiarlo.

Ese nuevo equipo, con el ínclito Tierno a la cabeza, no conoce todas estas dificultades y sufrimientos y las infinitas gestiones que hay que saber realizar para obtener fondos para el sostenimiento del Ateneo y la administración de los mismos. Se las prometieron muy felices con las subvenciones de la Comunidad de Madrid que su amigo Ángel Gabilondo les proporcionaría, pero ni siquiera está seguro que el candidato socialista logre el sillón, y después ya veremos. Pero mientras tanto, entre los ganadores ya han surgido los problemas, ¡en la primera reunión! Porque no es fácil aunar las ambiciones de un señor como Tierno, cuyo principal mérito es ser hijo de su padre y asesor financiero de Caja Madrid, y que no iba a las juntas y asambleas generales –en mis 20 años de vida activa ateneísta no lo he visto nunca- para no cansarse con las horribles y caóticas broncas que organiza la oposición, y que no tiene la menor intención de trabajar seriamente en el gobierno de la institución -él está para figurar- con los que deseaban adueñarse de la dirección para vengarse de Carlos París, para realizar sus corruptelas que ya conocemos, para ponerse en una tarjeta miembro de la Junta de Gobierno, y con los absolutamente incapaces de toda acción sensata.

El futuro inmediato -si contamos con que el Ateneo celebra elecciones cada seis meses- es impredecible. Ya sabemos que Churchill ganó la II Guerra Mundial, y no olvidemos con la inestimable, imprescindible y heroica ayuda de la Unión Soviética (mucho presumir los ingleses y los hoy liberales) y después perdió las elecciones. Pero de aquel Reino Unido laborista cuyo servicio de salud, entre otras ventajas del Estado del Bienestar, era inmejorable en el mundo entero no quedan más que las ruinas, y los conservadores (reaccionarios, capitalistas, usureros y egoístas) se han hecho con el poder para acabar de arruinar la gran Bretaña. Esperemos que a la escala del Ateneo no se reproduzca esta patética historia.

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