La verdad es siempre revolucionaria

Vota feminismo

El éxito de las movilizaciones de los 8 de marzo no corresponde a la verdadera inserción del feminismo ni en el cuerpo social ni mucho menos en la política de nuestro país. En la segunda campaña electoral que se está desarrollando estos días nuevamente el feminismo está o ausente o tan tímido y hasta desnaturalizado que resulta patético. Solamente las representantes del Partido Feminista han denunciado los gravísimos problemas que están sufriendo las mujeres españolas y expuesto las soluciones que nuestro programa ofrece.

Es inaceptable que en los numerosos debates que se han desarrollado en varias cadenas de televisión la situación de las mujeres no haya ocupado ni unos minutos. Ni siquiera por parte de las representantes de formaciones políticas que se pretenden progresistas. En el que se celebró sobre el Parlamento Europeo, retransmitido por las cadenas públicas, únicamente el portavoz de la coalición Compromiso por Europa, un hombre, se mostró preocupado por la violencia machista que cada año asesina en España más de cien mujeres, sin que ninguno de sus compañeros de sesión hiciera comentario alguno sobre el tema.

Ni el veterano Josep Borrell, representante del PSOE, con el programa de la socialdemocracia que va a llevar a la Unión Europea, más preocupado por defender el statu quo que ha regido hasta ahora en ese Parlamento que el PP y el Partido Socialista han dominado durante varias décadas, con un entendimiento que ha esterilizado todos los intentos de democratización y de solución de los problemas sociales que ha intentado la Izquierda Europea, que de proteger a las mujeres españolas. Ni la representante de Unidas Podemos, tan progresista, hizo mención alguna de los graves problemas, además de la violencia, que afectan a las mujeres, que padecen unos niveles de desigualdad y represión inaceptables para el continente europeo.

En los encuentros, mítines y mesas redondas que se han prodigado a lo largo y lo ancho de España para exponer los programas electorales a los municipios, las comunidades y el Parlamento Europeo, ni los participantes, la mayoría hombres, ni los temas que han tratado han dado protagonismo alguno a la situación del 52% de la población española. Con una indiferencia absoluta a las demandas del feminismo, que era impensable hace solo dos meses ante lo que parecía un avance irresistible del Movimiento, los deshechos y las bolsas de plástico, las comunicaciones, la agricultura o el urbanismo han copado las preocupaciones  de los postulantes a gobernar nuestras ciudades, mientras las reivindicaciones de las mujeres están totalmente ausentes.  Sin sentirse ni interpelados ni concernidos, los candidatos a alcaldes, presidentes de comunidades, a diputados autonómicos, a los cabildos de Canarias y a las Juntas del País Vasco, han oído las reclamaciones de las candidatas del Partido Feminista sin inmutarse ni aún participar en algún momento del análisis de los problemas y sin dar muestra de que las hubieran oído. Como si nuestras compañeras no estuvieran allí.

No sólo para las feministas, para cualquier persona sensible a los dramas que están padeciendo las mujeres, asistir a esos debates electorales es sentirse despreciada. Porque desprecio es el que muestran los políticos y las políticas que tanto dicen representarnos. Ni una referencia a cómo se pretende, no ya abolir la prostitución, ni siquiera frenarla, en las grandes ciudades que se han convertido en lupanares a cielo abierto, como Madrid y Barcelona. Y sin que ninguna de las dos famosas candidatas a alcaldesas, Manola Carmena y Ada Colau, estrellas hoy del cielo político, manifiesten preocupación alguna por la tragedia de los feminicidios constantes que se repiten semanal y hasta diariamente ni por las violaciones ni por el drama de la custodia de los menores entregados a padres abusadores sexuales. Ni una mención a cómo se proponen incentivar el empleo femenino, perseguir el fraude laboral y el acoso sexual en el trabajo, cumplir los dictados de la Ley de Igualdad en las empresas y encontrar los cauces para la que llaman "conciliación" de la vida laboral y familiar, en un país en que la natalidad es la más baja del mundo.

Para algunas formaciones políticas es más importante hablar del maltrato animal, como ha hecho un senador al prometer su cargo, que el maltrato a la mujer, al que ningún senador ni senadora ni diputado ni diputada ha mencionado, incluyendo a esos tan creativos que han introducido en la fórmula de la promesa la reclamación de la república catalana, la libertad de expresión, la represión política, la democracia, la voluntad popular y otras demandas modernas de las que presumen las formaciones políticas que tenían que ser "del cambio", ya que la definición de izquierda está periclitada.

Las dirigentes y participantes del Movimiento Feminista que tan orgullosas estaban el 8 de marzo del éxito de las manifestaciones, ante la evidencia de que el feminismo no está influyendo en las actitudes de los políticos y aún menos en sus programas, deberían preguntarse si mantenerse empecinadamente en su postura apolítica y apartidista está logrando los avances en la protección de las mujeres y en la igualdad de derechos y oportunidades que estamos reclamando desde hace cuatro décadas.

No hay ninguna garantía de que las demandas feministas tengan protagonismo en los futuros gobiernos de los Ayuntamientos, más que en aquellos donde el Partido Feminista logre las concejalías. En el Cabildo de Gran Canaria donde nuestra camarada María Jesús Fernández está en cabeza de lista de la candidatura de Izquierda Unida, y en la de Unidas Podemos para el Ayuntamiento de Las Palmas donde en el número 5 y 6 de la lista se encuentran también María Jesús y Felipe de la Nuez. En la lista de Marbella, con Carmen Varo por Izquierda Unida, en la de Torrelodones con Paola Martínez Pestana con Izquierda Unida, en Xirivella, con Carmen García Alvero y Laura Isabel Gómez García en la de Podemos y en Palma de Mallorca con Sonia Vivas en la de Unidas Podemos.  

En el resto de las candidaturas este próximo domingo 26 de mayo los y las votantes tendrán que buscar con cuidado las listas electorales donde están las feministas que garanticen que van a dar la batalla en las instituciones para lograr que este país lleve adelante las transformaciones imprescindibles que saquen a las mujeres de su situación de ser la clase económica y social más explotada del país.

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