La realidad y el deseo

Algo sobre Willy Toledo

1.- Este artículo no es para defender a Willy Toledo. Este artículo no es para atacarlo.

2.- Willy Toledo es uno de los actores españoles que más me gustan. Un gran actor. Merece respeto por la calidad de su trabajo. Aunque la situación me incomoda, también merece respeto que esté sacrificando su carrera por defender ideas políticas. Y este sacrificio no es cuento. Conozco muchos poetas, novelistas, actores, profesores de Universidad y cantantes que se han acostumbrado sin pudor a decir que no tienen éxito profesional por culpa del capitalismo. Conozco también a muchas voces que van de intelectual comprometido para ver lo que sacan de la política. Más que apoyar una causa con su prestigio público y laboral, se ponen en la tribuna para alcanzar la notoriedad que no les da la poesía, o la novela, el escenario, la cátedra, la música... Este tipo de personas, más perseguidas por la falta de talento que por el capitalismo, no se pueden ni imaginar la factura real que se paga cuando uno decide defender causas poco simpáticas para el poder. Hablo de pérdida de trabajo, silencios, desprecio en los periódicos del sistema y distancias temerosas de los que no quieren codearse con personas conflictivas. Pues bien: Willy Toledo es un ejemplo dignísimo de actor grande que está sacrificando su trabajo. Los productores no se arriesgan a perder público y subvenciones. Sobran, pues, todos los desprecios e insultos que han desatado sus declaraciones negativas sobre Podemos. La verdad es que los insultos y las calumnias sobran casi siempre, más aún cuando meten a la familia por medio. Pero en este caso resultan especialmente mezquinas.

3.- Admirar como actor a Willy Toledo y respetar su militancia no significa estar de acuerdo con él. Dar la vida en una batalla o por una idea no legitima la razón de tu ejército o de tu causa. Ya nos enseñó Albert Camus que la muerte puede ser admirable, pero no hace justa por sí misma una opinión.

4.- Willy Toledo es una persona con la que se puede contar. Siempre ha dado la cara en actos sobre la República, las víctimas del franquismo, la causa palestina, la libertad saharaui y las huelgas generales convocadas por el movimiento obrero para defender el derecho a un trabajo digno. Descalificar sus opiniones como consecuencia de una falta de compromiso real es una licencia de manipulación inadmisible. Si no se está de acuerdo, basta con afirmar que uno no comparte las opiniones de Willy Toledo. Yo, por ejemplo, no comparto cosas que ha dicho sobre Izquierda Unida, CCOO y otros asuntos de "candente actualidad" con los que suele quemarse. No me gustan ahora demasiado sus declaraciones sobre Podemos. Tampoco sus críticas a la gente que opina desde un sofá. Hay gente que en su butaca, después de leer mucho, informarse de la realidad y pensar las cosas bien, es capaz de emitir opiniones muy dignas de ser tenidas en cuenta. Más angustia me provocan las personas que salen por peteneras sin pensárselo dos veces.

5.- Creo que nadie está en condiciones de ponerse a repartir carnés de verdadera izquierda. Me parece más sensato cultivar preocupaciones comunes para ver cómo nos ponemos de acuerdo y cómo inventamos una alternativa a lo que está ocurriendo en España y en Europa. El vicio de considerarse el dueño del tesoro de la izquierda sólo desemboca en el sectarismo y en la inutilidad. No se trata de repetir que somos muy de izquierdas, sino de elegir bien los lugares donde actuamos contra un poder injusto.

6.- Existen motivos para sentirnos ilusionados porque algo está pasando. Podemos es una parte importante de esa ilusión como síntoma de una sociedad que ha reaccionado frente a una rutina política sometida a la banca. Pero tenemos también motivos para estar preocupados. Sería un error que Izquierda Unida, con su tradición organizada y su experiencia histórica, se diluyera en un movimiento popular desorganizado. Sería también un error que Izquierda Unida no se tomara en serio lo que significa la irrupción de Podemos. Y sería un error más que los responsables de Podemos permitiesen en sus filas un aluvión de viejos rencorosos de la política, víctimas de las guerras internas del PSOE, el PCE y los sindicatos. Evitar el personalismo significa articular una organización, no abandonarse a una asamblea perpetua de indignados.

7.- Más preocupaciones. Es peligroso que la ausencia de la palabra izquierda abra el camino a un movimiento electoral de consumidores indignados por las carencias de una coyuntura, incapaz luego de plantearse una transformación de la sociedad. Es peligroso que la presencia de la palabra izquierda sirva sólo para conservar algunos cargos y evitar una reflexión profunda sobre los comportamientos burocráticos que han separado a los ciudadanos de la ilusión política.

8.- Una preocupación más. Me preocupa que a Willy Toledo le nieguen trabajo por su compromiso. Es una consecuencia más del descrédito de la política. Creo que nos merecemos ver a Willy Toledo en los escenarios, en la pantalla y en la calle.

9. Y una confesión. No me gusta el buenismo. Mis amigos saben que tengo muy mala leche. Pero prefiero encauzar mi mala leche contra los enemigos de verdad. Pongamos pie a tierra contra la banca y el Ministerio de Economía, por ejemplo.

Más Noticias