NIÑOS NIÑOS FUTURO FUTURO

Rocío Ruíz
20 años

Soy nula para el deporte. Lo admito. Tantos años haciendo ballet clásico y voley y ahora no puedo levantar la pierna tres milímetros sin tener agujetas. (O abujetas, como decíamos de niños). La que sí que ha tenido agujetas a lo largo de su vida es Rocío, ha hecho baile, kárate, baloncesto... pero sobre todo atletismo, deporte que tuvo que dejar por una lesión de rodilla al tropezar con un pivote de las calles de París cuando estaba de viaje de estudios "cuando me caí iba comiendo una manzana de caramelo y al impactar con el suelo me manché de rojo toda la cara, mis compañeros se creían que eran manchas de sangre, pero en este caso sólo era algo pegajoso y dulce. Únicamente me hice daño en la rodilla. Quién iba a pensar que por ese tonto golpe tendría que dejar uno de mis pasatiempos preferidos". Pero no era sólo un pasatiempo. Rocío ha viajado por toda su comunidad haciendo competiciones en varias modalidades y acabando campeona la mayoría de las veces. "A veces agradezco haber dejado todo eso, para estar en el mundo del deporte tienes que machacarte mucho, y en ocasiones dejas de lado lo que realmente importa; los amigos, la familia, salir, aprender, etc."

Rocío no ha dejado el deporte, sigue gustándole estar en forma, va al gimnasio, a la piscina, come bien y no fuma "el tabaco me parece 'caca', sin embargo si bebo, no puedo salir de fiesta sin tomarme al menos unas cervecitas". Sale de fiesta sí, pero también saca muy buenas notas. Estudia magisterio y está encantada "me gustan los niños, los de los demás, digo, porque yo aún no me siento preparada" Escuchar a los niños. Hacerles aprender y aprender con ellos. Hay gente que cree que magisterio es una carrera horrible en la que sólo se meten los estudiantes inútiles. Y eso pensaba yo hasta ver a Rocío disfrutar tanto con su carrera y con sus prácticas en colegios. "No todo en esta vida es querer ser funcionario". Cuando tenga un hijo, ojalá este se tope con profesores como Rocío. Con alguien bueno y sencillo. Con alguien que sabe darle la vuelta a los tropiezos. Con alguien cuyas venas también contienen caramelo.