Expedición Malaspina

Dejando atrás el ombligo del mundo - II

Dejando atrás el ombligo del mundo - IIHace ya unas cuantas millas desde mi anterior post (¿Quién se aclara con el tiempo cuando se adelanta el reloj cada cuatro o cinco días?) y quedó pendiente una somera explicación sobre el fenómeno que en él se apuntaba, la existencia en la Tierra, a imagen y semejanza del hombre, de uno o varios ombligos. Vamos allá.

En el Océano Pacífico Norte se encuentra uno de los denominados garbage patch (aunque en castellano son denominados, menos peyorativamente, sopa de plástico), esto es, una inmensa pelusa planetaria formada por restos de plástico cuyo origen es, como no podría ser de otra manera, humano. No esperemos un mar repleto de bolsas de plástico, garrafas ni botellas, trozos de cabo o vasos de yogur... en su mayor parte, estos restos son de pequeño tamaño, algo así como los papelillos de Carnaval de Cádiz o el confetti del resto del mundo. Pero, ¿cómo llegan a formarse estas no-suaves, no-mullidas, no-simpáticas áreas? Pues resulta que cuando un objeto de plástico acaba en el mar, el material del que está compuesto tarda muchos años en degradarse (algunos más de una vida humana; otros más que la vida de unas cuantas tortugas), tantos que estos objetos y los fragmentos en los que se van convirtiendo son capaces de incorporarse a las corrientes oceánicas en su lento discurrir y acabar todos juntitos en los colosales remolinos que los oceanógrafos físicos llaman giros oceánicos, que se forman en las cuencas de los océanos como resultado de la acción de los vientos, la existencia de aguas ligeras y pesadas (en términos de densidad) y de la rotación de la Tierra. Una vez allí sólo les queda esperar a que otros como ellos se les vayan uniendo y no hay dedo de dimensiones suficientes como para retirarlos disimuladamente, tal y como hacemos los humanos con nuestro giro personal.

Cada uno de estos inmensos pelusones, cuyo representante más famoso es el Great Pacific Garbage Patch (cuya traducción libérrima podría ser algo así como Gran Plasturrón Plasticoso Tranquilo), podría llegar a ocupar una superficie equivalente a los Estados Unidos, si bien cálculos más conservadores (pues es difícil decidir dónde empieza un área con abundancia de plástico y otra sin él) lo estiman en torno al millón de kilómetros cuadrados (son tantos campos de fútbol que es mejor imaginarse España y Francia juntas... aunque sea difícil de imaginar). No vayáis a buscar fotos en Internet de estas zonas: no se ven desde los satélites ya que el tamaño de las partículas que los forman no lo permite (aunque también podríamos alimentar una teoría conspirativa promovida por algún contubernio industrial por la cual esta es precisamente la causa por la que se borran los mares en Google Maps) Las consecuencias, más allá de las estético-morales (por estos mares no abundan los testigos y vale, somos un poquito guarretes, pero mira, ya se recoge todo solito) son objeto de debate, pero se sospecha que las partículas plásticas pudieran incorporarse a la cadena alimentaria a través de los organismos planctónicos y acabar por devolvernos, de alguna manera, la botellita que no pudimos tirar a la papelera.

Han pasado unos días y ahora navegamos por una zona desértica. No hemos visto aves ni otros seres vivos más allá de los microscópicos durante días. A pesar de esto, me alegro de dejar atrás el ombligo del mundo. Me quedo con las criaturitas que nuestros compañeros de zooplancton Reyes (UCA), Naiara (AZTI), Claire (ULPGC) y José Luis y Jorge (U. de Oviedo) toman prestados de estas aguas para su estudio y para mi asombro permanente. Y ahora miro hacia delante, ansioso, esperando ver en algún momento entre la espuma que levanta la proa del Hespérides el misterioso, rico, pleno de vida Domo de Costa Rica del que todo el mundo habla desde hace unos días. No os preocupéis: algún compañero tomará el relevo y os lo contará. Hasta ese momento, yo seguiré aquí con la boca abierta.

Desde 14º 17' 41'' N, 117º 50' 28'' W, con Amor, Jorge Tornero
Ayudante de Investigación del Centro Oceanográfico de Cádiz, Instituto Español de Oceanografía

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