En la maleta de Zapatero

Zapatero-Obama I: oportunidad y crisis

Atribuyen a Rham Emanuel, el director del Gabinete del presidente de EEUU y, por tanto, uno de los hombres más informados e influyentes del mundo, una fe de roca en el logaritmo de Kissinger que concluye que una crisis supone una oportunidad. Aunque esa crisis sea como la actual que sacude los cimientos del sector económico y financiero y, en consecuencia, de la marcha del mundo en general. 

En esa ecuación trabaja la nueva Administración de Barack Obama y al tren de la oportunidad de sube hoy el presidente del Gobierno español, recién llegado a Praga ayer de la cumbre de la OTAN que se celebró en Estrasburgo y Kiel. José Luis Rodríguez Zapatero se entrevista hoy, por fin, con el presidente de los EEUU. Y no sólo con "el" presidente, sino con "un" presidente, pues en los cinco años que lleva en el poder, el jefe del Ejecutivo español no ha mantenido ninguna entrevista con el inquilino de la Casa Blanca. 

El antecesor de Obama, George W. Bush, nunca recibió a Zapatero, simplemente, porque éste tuvo la ocurrencia de cumplir su programa electoral en 2004 y retiró las tropas españolas de una misión que se desplegó en Irak bajo mando estadounidense, de forma ilegal y con la oposición del 90% de la población española. Bush nunca perdonó al presidente y las relaciones España-EEUU se enfriaron hasta desaparecer y limitarse casi al puro trámite comercial y diplomático, éste cuando era imprescindible. 

Ahora, desaparecido Bush y surgido Obama, Zapatero ha empezado a pensar como Emanuel, aunque en España una expresión tan políticamente incorrecta podría acabar con su carrera. Tiene, sin embargo, su lógica: la crisis económica y financiera está siendo la gran oportunidad de España para posicionarse, al fin, en el gobierno mundial que decidirá y controlará bajo nuevas normas el sistema que forzosamente viene. 

La reunión del jefe del Ejecutivo con Obama, hoy, es la culminación de una estrategia mediante la que España se ha hecho un sitio como "potencia económica mundial", en palabras de Zapatero. En Washington, el 15 de noviembre de 2008, España acudió como invitada al G-20. Ahora pertenece a ese Grupo cuya denominación está por redefinirse con nuestro país dentro.  

Igual que la de un G-8 agonizante, que se reúne en Cerdeña este verano bajo presidencia de Italia y con la asistencia de algunos países emergentes, como India, China o Brasil. ¿Irá España? No es descartable, pero en lo que sí coincide el Gobierno es en que el grupo de las ocho grandes potencias, como el G-20, también tendrá que reciclarse. Y España pintará mucho porque "es la octava potencia económica mundial", subrayan en el Ejecutivo.

Sin embargo, sabe también el presidente y conocen los suyos que esa situación no durará mucho y que o cogen ahora el tren que les brinda la oportunidad de la crisis o lo pierden para mucho tiempo. Y la cita de hoy con Obama es la locomotora de ese tren. 

¿Sobre los riesgos de pedir? Me consta que Zapatero es de los que piensan, como Clemenceau, que la vida del hombre es interesante también si ha fracasado, pues eso indica que trató de superarse.

EL TOLE-TOLE: El ministro Moratinos se paseaba ayer muy satisfecho por el avión que trasladó al presidente y a los periodistas de Estrasburgo a Praga, algo inhabitual en él, que no suele salir del departamento en el que viaja con Zapatero cuando hay prensa cerca. Sus razones tenía: Moratinos se ha ganado el aplauso de todos por haber conseguido para España una de las tres intervenciones en la comida de hoy a celebrar entre los Veintisiete y EEUU. En ella, Zapatero hablará del Mediterráneo y Oriente Próximo, un área en el que el jefe del Diplomacia española -y no el presidente- ha dejado claro a la Comunidad Internacional que es de los mejores.

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