En la maleta de Zapatero

Holanda, invitada al G-20 de Pittsburgh; España, aún no

Y así andamos. A vueltas con los Gs, que es un tema que dará mucho que hablar durante largo tiempo hasta que se asiente la cosa. Y la cosa es, ni más ni menos, que la constitución de un grupo compuesto por más de ocho países y menos de 23, es decir, entre un G-8 en proceso de vaciado y un G-20 con invitados y presunto redentor del mal de la crisis económico-financiera mundial.

El martes 14, el presidente de EEUU se reunió con el primer ministro de Países Bajos, Jan Peter Balkenende, en Washington. Allí, Obama hizo pública ante la prensa su invitación oficial al mandatario holandés para que asista al próximo foro del G-20, que se celebrará en Pittsburgh (Pennsylvania) los días 24 y 25 de septiembre, previsiblemente. El inquilino de la Casa Blanca justificó la asistencia de Países Bajos a esta cita, pues este país no pertenece al cotizado Grupo, a su experiencia en las pasadas reuniones del G-20, en Washington (noviembre de 2008) y en Londres (abril de 2009)

Efectivamente, España y Holanda asistieron en calidad de invitados a las dos últimas convocatorias de los Veinte, por lo que la invitación pública de Obama a Balkenende, aun sin mencionarse a España, ha supuesto un respiro para La Moncloa. Máxime después de conocerse que, unas semanas antes de celebrarse la Cumbre del G-8 en L'Aquila (Italia), el presidente de EEUU se quejó de que al G-20 le saliesen invitados hasta debajo de las piedras. Había, pues -y así lo reconocen ahora en Presidencia-, posibilidades de que la Casa Blanca dijese que "veinte son veinte y punto".

Se desconoce quién pesó más en la decisión de Obama para que el G-20 vuelva a ser el G-22 en Pittsburgh, si España o Países Bajos. Pero se trata, sin duda, de un paso más para que nuestro país consolide su presencia definitivamente en este foro, que, si la batalla de Zapatero y su aparato diplomático da el fruto deseado, triunfaría sobre todos los demás Gs. Especialmente, sobre el G-14 propuesto por Silvio Berlusconi en L'Aquila y en el que España brilla por su ausencia.

Que la incertidumbre, en esta ocasión, no sea la de Vargas-Llosa, "una margarita cuyos pétalos no se terminan jamás de deshojar".

EL TOLE-EL TOLE: La última decisión de Obama sobre Cuba (suspender seis meses una parte de la ley Helms-Burton, de 1996, que refuerza el embargo sobre la Isla) es una buena noticia de cara a la asfixia económica que sufren los cubanos -no el régimen castrista- desde hace medio siglo. No es nuevo, sin embargo, ya que tanto Clinton como Bush hicieron lo mismo durante sus mandatos. Dicen que la diferencia entre estos dos y Obama podría ser que lo del hoy presidente fuese un aviso a navegantes: un paso adelante de los Castro permitiría a la Casa Blanca dar otro a su vez y, esta vez sí, distinto a todo lo habido desde hace 50 años.

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