Fuego amigo

ETA y yo rompemos la tregua

Son las 9,30 de la mañana, y no es que esté mucho mejor de salud, pero no es momento de andar de quejica. España está mucho peor que yo desde la declaración de alto el fuego por parte de la nueva versión de los camisas negras del nazismo que sueñan con liberar a Euskadi de cualquier opresión, excepto de la suya.

Tenemos un día por delante para avanzar en todo tipo de reflexiones. Yo quiero adelantar las mías.

La primera es que, como no podía ser menos, la responsabilidad de la vuelta a la violencia es sólo de ETA.

ETA no es precisamente una fundación para el análisis político, cuya mayor aportación al estudio de la realidad es que hay que mantener la lucha armada hasta la rendición del resto de España, como si esta España fuese la misma que vio nacer a la banda terrorista hace cuatro décadas. Es decir, la posibilidad de que cien mil valientes gudaris/votantes, como el pueblo elegido por dios sabe qué dios, pongan de rodillas a 44 millones de cobardes españoles.

Tengo la impresión de que en un mundo en el que el terrorismo ha perdido sus connotaciones de movimientos de liberación de los pueblos, para ser sustituidos por los sectores más bárbaros de las religiones, ETA sufrió un miedo escénico insuperable ante la expectativa de una paz que dejaría a su "movimiento de liberación" con el culo al aire, y en el que aparecería tal como es, como una sociedad anónima de la extorsión: ETA S.A. Ni siquiera pueden echar mano de la justificación suprema de que dios les exige continuar en la lucha.

El gobierno socialista intentó, como el de Aznar, evitar las futuras muertes, explorando todos los caminos posibles dentro del estado de derecho. Salió mal, porque, como quedó demostrado, nunca se sabe con qué terrorista estás hablando y su nivel de decisión, si con el administrador de la empresa, con el técnico de las bombas lapa, con el analista político, con el bedel o con el soldado idealista.

Nuevamente todo un país se sume en un estado de angustia contenida. ¿Todo? No. Unos cuantos dirigentes de la extrena derecha, la que alienta y dirige al Partido Popular, como galos en posesión de la poción mágica, celebran la mala noticia. Es la tragedia de quienes basan su política en anunciar el apocalipsis: que cuando al fin llega, apenas consiguen disimular su alegría porque la realidad les ha dado la razón. ¡Qué mierda de profesión, qué triste destino el de los profetas del desastre, cuya felicidad depende de la desgracia de los demás!

Espero, por ello, que la nueva versión del pacto antiterrorista englobe a TODOS los partidos democráticos, quiera o no el PP, enferme o no de un ataque de cuernos, se sume o no a los millones de españoles que no votamos a esa rancia derecha y que somos mayoría aplastante.

Por cierto, según el PP, ¿no había pactado el gobierno de Zapatero la entrega de Navarra a una futura Euskadi independiente? ¿El gobierno socialista no había rendido el Estado a ETA para mendigar una paz a cualquier precio? ¿Es así como paga ETA? ¿Pedirá perdón ahora el Partido Popular, con la banda de los cuatro a la cabeza, por todas las insidias, mentiras y conspiraciones vertidas contra el gobierno legítimo de esta nación?
------------------------------------------------------------------------------------
Meditación para hoy: previamente había escrito en el diario impreso de 20 Minutos esta columna. Os la pongo aquí por si sirve para reflexionar sobre el curioso concepto de la moral de los salvapatrias.

¿Para qué le contratan?
José María Aznar tiene un raro sentido del patriotismo. Renunció a un sueldo español de Consejero de Estado vitalicio para poder aceptar un jugoso sueldo multinacional del empresario de la ultraderecha mediática Rupert Murdoch. Su experiencia como jefe de gobierno de la España que tanto dice amar, sufragada con el dinero de todos sus conciudadanos, prefirió ponerla al servicio de la empresa privada. Ahora sabemos también que el patriota insufrible acepta un puesto de asesor en el consejo de Administración de un fondo británico de capital riesgo que opera desde un paraíso fiscal, ese tipo de empresa al servicio de la economía especulativa y parásita tan del gusto de los neocons. Y yo me pregunto: si Aznar no es periodista ni economista ¿para qué contratan sus servicios? ¿En beneficio de quién utiliza este raro patriota sus influencias y encantos de ex presidente de gobierno?

Más Noticias