Fuego amigo

Es mejor no saber de qué están hechos los partidos

Los partidos se parecen demasiado a la charcutería, una amalgama de ingredientes de sabores y texturas distintas, embutidos y cohesionados epidérmicamente. Si pinchas un poco, los ingredientes supuran, sangre en el caso de las morcillas, alcaldes y concejales en el de los chorizos, grasa en los salchichones. Cuando guardan el orden de corte parecen un único ingrediente, pero cuando los destripas... ¡ay, cuando los destripas!, es mejor no saber de qué están hechos ni los embutidos ni los partidos.

Por la conocida receta de los chorizos Gürtel sabemos que el dinero es el más poderoso amalgamador de ingredientes en las formaciones políticas, pero también sabemos que si dejas un partido a la buena de dios, comienzan a salirle gusanos en forma de ambiciones personales y venganzas que acaban pudriéndolo.

A la tripa que los sostiene se la suele llamar líder, y de su consistencia depende la durabilidad del producto.

Todo el mundo quiere darles un bocado. Estos días el bocado más apetitoso, un poco cansados ya del atracón de chorizos Gürtel, que se repiten y repiten, es el PSOE, acosado por el hambre de la jauría mediática. Como recogía la SER ayer, existe una gran "preocupación entre barones del PSOE por las críticas del Gobierno a los empresarios".

Así, descubrimos que entre los ingredientes de un partido "obrero" y laico, además de militantes que besan las zapatillas de raso de Benedicto XVI, conviven quienes se preocupan más por el bienestar de los empresarios que por el de los trabajadores.

A esos barones les ha parecido que la receta de Zapatero es demasiado radical e indigesta. Ellos, finos socialdemócratas de paladar delicado, prefieren la nueva cocina, y no la receta basta de la morcilla de León.

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