Fuego amigo

Ramoncí (y hasta ahí puedo escribir)

Estaba el pobre peluquero enfrascado en su mejor corte a navaja, cuando entra en su establecimiento un falso cliente amenazándole, no con una pistola, sino con denunciarle ante la Sociedad General de Autores (SGAE) por tener puesta música ambiente por la radio. El peluquero ya ha comunicado a sus clientes que el que quiera música se la tendrá que traer de casa de ahora en adelante. Que el champú no hace falta, que lo pone él.

Cada día se está poniendo peor esto de ser un delincuente musical. Dios y la SGAE están en todas partes, y te vigilan, y te pueden castigar por atentar contra los derechos de autor. Por eso dios no te deja suicidarte, porque él te hizo y le perteneces, como la música pertenece a sus autores para siempre y suene donde suene.

Y al igual que los fundamentalistas cristianos o islámicos pretenden salvaguardar el buen nombre de su dios estableciendo severas penas contra la blasfemia, así el cantante abanderado de la SGAE llamado Ramoncí (lo siento, hasta ahí puedo escribir) ha inscrito en el Registro Mercantil su nombre de guerra para que nadie pueda utilizarlo en vano.

El cantante (¿cantante es el que da el cante?) confía ciegamente en la justicia de las nuevas tecnologías. Parece ser que el Gran Hermano de Internet cada vez que detecta el nombre completo de Ramoncí lanza una alarma para que sus abogados busquen al delincuente y husmeen si está hablando bien o mal de él. Si no le gusta lo que has dicho, te pone una querella de no te menees.

Me tiene asombrado esto de la búsqueda automática. En este blog, como bien sabéis, cada vez que escribimos "tarot", se llena de anuncios de echadoras de cartas. Si disertamos sobre la "justicia", se suceden los anuncios de bufetes de abogados, como si tuviesen algo que ver con la justicia.

Y sin embargo, cada vez que menciono a Dios, no aparece ni dios por los anuncios.

A ver si va a resultar que el supremo autor es más discreto y tiene más sentido común que el pequeño autor Ramoncí.

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