Fuego amigo

El pervertido mercado de valores

Cuando salgamos de ésta, que saldremos, habría que reunir en un sólo libro todas las recetas publicadas en el último año para hacer frente a la crisis económica. Deben de andar ya por las 1080 recetas, como el famoso libro de Simone Ortega que enseñó a cocinar a varias generaciones de españoles, hasta que llegó Arguiñano a la televisión. Promete ser un libro de humor antológico.

Pero antes de ponerse a guisar hay que ir a la compra. En la misma cola de la carnicería encontrarás por lo menos dos expertos con las ideas bastante más claras que Elena Salgado. Buscarán ansiosos con la mirada tu complicidad. No mires o estarás perdido. Si luego tomas un taxi, ni se te ocurra mencionar los precios que te han cobrado por el lomo alto y los tomates, porque el taxista remachará el clavo que te ha quedado sobresaliendo del oído con un análisis económico de premio Nobel que acabará perforándote definitivamente el tímpano. Y si se calla (algunos están tan indignados que no tienen palabras) tendrás que tragarte la COPE a todo volumen, donde en cualquiera de sus tertulias podrías hacer un master sin tomar un sólo apunte. Si es así, abandónate, no te resistas a la violación o te harán mucho más daño.

Así que si Zapatero no encuentra remedio a nuestros males es porque no va a la compra, ni viaja en taxi, ni escucha la CO(S)PE. A donde mires o donde pongas el oído, alguien te asaltará con un análisis certero de la situación, sea un sindicato, una patronal o el bedel de un partido político.

Todos, si excepción. Los curas, por ejemplo, que tienen una solución divina para cualquier problema (algunas de una imaginación desbordante, como la hermosa historia de una señora que es madre y virgen a un tiempo), han descubierto que esto nuestro es "una crisis del sistema y de los valores; hemos pervertido los valores", según el obispo de Ciudad Real, que a su vez recita el mantra de los valores de Rouco Varela y del farsante de Roma.

¿Valores? ¿Han dicho valores? Sí, pero no penséis que se refieren al Mercado de Valores, por aquello que le ocurrió a la Iglesia con Gescartera y sus devaneos con el dinero del cepillo de los templos "para el mantenimiento del culto" (a ese que le mantienen entre todos le llaman el culto, porque sabe idiomas). Cuando un cura habla de valores pervertidos se refiere a sexo, drogas y rok and roll, o a gente como yo, y no a los dineros que se juegan, y pierden, en Bolsa.

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