Fuego amigo

La empresa multinacional perseguida

Es una multinacional, con cientos de miles de empleados y con sede principal en Roma. Su producto estrella en venta tiene la misma calidad y consistencia contrastada que el elaborado por los echadores de cartas, santeros o fabricantes de horóscopos. Su mercancía no sufre ningún control de calidad por parte de las autoridades sanitarias, a pesar de que su mala utilización puede resultar altamente tóxica para la mente de los consumidores.

Para la ampliación de su mercado ha utilizado históricamente todas las artimañas imaginables, prácticas condenadas por las normas más elementales de la leal competencia, como la eliminación física del contrincante, o la expulsión del mercado de todo fabricante que pretendiera introducir productos de parecidas propiedades. Durante siglos, su bonanza estuvo ligada a la obtención del estatus de monopolio, de proveedor exclusivo del poder.

Una multinacional asentada en los cinco continentes, con un patrimonio inmobiliario inconmensurable, propietaria de fabulosos tesoros de joyas de oro, plata y pedrería, poseedora de un capital de obras de arte con el que se podría formar el mayor y más prestigioso museo del planeta.

Al igual que sucede con las farmacéuticas y con Mariano Rajoy, su influencia se acrecienta en la desgracia de los demás, pues su producto está especialmente orientado al supuesto alivio de la sintomatología de los estados de crisis aguda.

A pesar de su pérdida creciente de mercado y la dura competencia de la Bruja Lola, su filial española ha obtenido 11 millones más de beneficios que el ejercicio anterior, gracias a que sus clientes dejan de pagar a la Hacienda Pública un 0,7% del IRPF.

Se la conoce también como la Iglesia perseguida.

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