Fuego amigo

Las porquerías que ven nuestros niños

Cuando Televisión Española dejó de retransmitir veladas de boxeo (debe de hacer de esto más de dos décadas) por motivos de buen gusto y de protección al menor, apenas hubo protestas por parte de la audiencia, quizá porque el boxeo era la representación teatral de los bajos instintos de la clase social más baja, cuyo culto no merecía mayor gloria que las crueles peleas de gallos.

Quedó relegado más tarde a televisiones de pago, en horario no infantil. Y sólo ha salido de su ostracismo televisivo en su forma civilizada, de competición deportiva olímpica con el uso obligatorio de protectores para la cabeza.

Ya por entonces los antitaurinos reclamaban a la única televisión el mismo trato profiláctico para la tauromaquia, pero las cinco en punto de la tarde son las cinco en punto de la tarde más literarias jamás contadas, y a esa hora los niños ni duermen la siesta ni la dejan dormir, los muy jodíos.

Entre los muchos cambios de TVE en los últimos tiempos, aparte de la ausencia de publicidad comercial y de convertirse en persistente vocero de las andanzas del insufrible José María Aznar (peajes que seguramente debe pagar por su nombramiento la gerontocracia "centrista" que dirige TVE)... entre esos cambios está que en hora de máxima audiencia, en los telediarios, vuelven a aparecer reportajes generosos de las tardes de triunfo de nuestros toreros.

El otro día, la presentadora nos avisaba, por si estábamos distraídos y no nos dábamos cuenta: "El torero El Juli, ha hecho una faena..." Y efectivamente, veíamos cómo el matador (se llaman así, yo no me lo he inventado) hacía la faena de regar con la sangre del toro el coso (juro que también se llama así) a golpes maestros de espadón.

En verdad que era toda una faena. Y la retransmitían en horario infantil. Como las imágenes de José María Aznar.

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