Hay dos organizaciones imprescindibles para que se nos abran las puertas del cielo; a saber: el Partido Popular y la Iglesia Católica. Pero ambas venden cara nuestra felicidad futura. Antes de alcanzar tan preciado premio exigen nuestro sufrimiento, sumidos en un estado permanente de culpabilidad y angustia sobre el que han montado su industria de salvación.

Para alcanzar el cielo de los populares, primero tenemos que sufrir el infierno de Zapatero, siguiendo la vieja técnica de la chinita en el zapato: sólo conoceremos la calma cuando nos descalcemos en las urnas y eliminemos la piedrecita que nos tortura. Si queremos salir de la crisis, sólo queda descalzarnos de Zapatero y colocarnos la plantilla de Rajoy.

Las religiones viven, a su vez, de sembrar el terror psicológico entre la gente (de vez en cuando se dejan de sutilezas, metralleta en mano o bomba en la cintura, como ayer). Si no hubiesen inventado el infierno, los dioses se comerían con patatas sus paraísos devaluados.

Ellos sólo buscan nuestro bien. El objeto de su salvación somos nosotros, los demás. Ellos, en cambio, ya se encuentran a salvo. No nos extrañe, pues, que alguien como Matas, acusado de posibles delitos de prevaricación, fraude a la Administración, malversación de caudales públicos o delito electoral, mantenga intacto entre los suyos su honorabilidad, y no se le dé de baja en el partido a regañadientes hasta que lo llevan arrastrando ante los tribunales.

Por su parte, la doctrina oficial mantenida con los delincuentes pederastas de la Iglesia es, según el farsante de Roma, "no permitir verse intimidado por el chisme mezquino de la opinión dominante". Ellos son buenos. Buenos violadores. Nosotros, los malos, por darnos al chismorreo

Ni Mariano ni Ratzinger, expertos terroristas, pueden consentir verse acosados por el terror mezquino de la aterrorizada gente de bien. Ellos son los que escriben el guión, y saben muy bien el papel que debe desempeñar cada uno.

Meditación para hoy:

Mi particular equipo de investigación ha descubierto el plan secreto del PP para superar el déficit público y acabar así con la crisis económica: las cuentas del Estado quedarán niveladas cuando devuelvan los millones de euros que sus militantes han distraído de las arcas públicas.

Para empezar, para hoy se espera (¡esto es un sinvivir!) la decisión del juez instructor del caso Matas en relación a la aceptación de imponer una fianza al ex president por valor de tres millones de euros. Cuando conozcamos lo que queda del sumario Gürtel, dentro de pocos días, sabremos al fin la fortuna que podemos ingresar en Hacienda en concepto de fianzas multimillonarias.

Para empezar, al ex alcalde de Boadilla del Monte el Tribunal de Cuentas le pide que devuelva medio millón de euros repartidos entre sus amiguetes. Y falta Aznar. El mismo tribunal está investigando su intento de comprar, infructuosamente, la famosa medalla del Congreso de los EE.UU. Serán 2,3 millones más a devolver. Suma y sigue.

En verdad que sólo con lo que nos debe el PP salimos de esta penuria.