Fuego amigo

Tres tristes reuniones

Tres reuniones cruciales. Una de ellas terminaba a las seis de la madrugada, entre la patronal y los sindicatos, sin que los contendientes alcanzasen acuerdo alguno. Uno piensa que tantos días y tanta reunión y tantos litros de café a horas incómodas sólo se mantienen porque existe una lejana posibilidad de pacto. Eso me pasa por pensar. Todos querían aparentar su esfuerzo negociador ante la opinión pública a fuerza de consumir horas y café, pero vistos los resultados, lo que ahora parece traslucir es que ninguno tenía el valor de jugarse el liderazgo ante sus votantes en momentos tan delicados.

La patronal respira aliviada con el resultado, y pasa la pelota al gobierno, quien no tiene más remedio que hacerle el trabajo sucio ateniéndose milimétricamente al guión marcado por Europa. ¡Yo no he sido, ha sido el Gobierno!, se oye ya por la CEOE, mientras los empresarios corretean por los pasillos como chiquillos traviesos.

Los representantes sindicales, que no pasan por su mejor momento de popularidad, no estaban en situación de negociar facilidades de despido y abaratamiento de indemnizaciones. Así que unos y otros salieron de esta operación de marketing político sin desgaste ante sus bases.

Zapatero, mientras, volaba hacia la irrealidad, hacia una reunión con el primer patrón italiano, Silvio Berlusconi, quien acaba de avisar que la Constitución de su país está plagada de excesivos derechos de los trabajadores. Miedo me dan las consecuencias de esta visita. Es tan seductor el duce Benito Berlusconi...

Y como remate del viaje, una reunión con el jefe de la patronal religiosa, el Papa Ratzinger, que tiene con Zapatero las cuentas pendientes de la Ley del Aborto, el matrimonio gay y, sobre todo, la Ley de Libertad Religiosa. Una ley pendiente que podría colocar al resto de las religiones en igualdad de derechos de las muchas prerrogativas que goza la religión católica.

Creo que Zapatero acudió al encuentro con el vicediós con la intención de cambiar cromos, y aquí paz y después Gloria, y nunca mejor dicho: yo no te toco ese Concordato vergonzante que perpetúa los privilegios de la Iglesia Católica, y tú no me tocas mis avances sociales, las únicas reformas de las que puedo presumir en tiempos de tanta tribulación.

Las consecuencias de todo ello las veremos los próximos días.

Más Noticias