Fuego amigo

La otra gran depresión

Las últimas encuestas toman nota de que la brecha electoral entre PP y PSOE se profundiza. Si a día de hoy se celebrasen elecciones generales, la derecha estaría al borde de la mayoría absoluta. Los votantes castigan doblemente a Zapatero, al que creen culpable de la crisis económica (la de España y la del mundo mundial) y, sobre todo, de las recetas de sacrificio salarial propuestas para salir de ella.

Es decir, movidos por un miedo cerval, esa fuerza que domina a las manadas de ciervos que les impele a huir en la dirección equivocada, una pequeña parte de los votantes del PSOE se inclina por confiar su voto precisamente a los testaferros del neoliberalismo que ha provocado la crisis global. Nombran al lobo defensor de la manada. Por fortuna, son más los desertores que depositarán sus votos a favor de Izquierda Unida, su refugio natural en un estado de cabreo colectivo.

Zapatero ha decidido inmolarse con una impopular reforma del mercado laboral, e intenta disimular ante nosotros para que no cunda la depresión. Como el padre que no quiere contar en casa que le han despedido de la oficina. Pero Felipe González le ha auscultado y conoce la profundidad de su mal. Dice que está tocado anímicamente y que necesita a su lado un cierre de filas de toda la militancia.

Viendo el comportamiento de las Bolsas de Valores, hemos aprendido que la economía no es un estado físico sino un estado mental. La economía es el arte de la especulación, del engaño, el escenario de la batalla a muerte entre valor y precio.

Creo, pues, que Felipe ha hecho un flaco favor a Zapatero. ¿Qué bolsa puede dar así un duro por el ánimo del presidente?
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Meditación para hoy:

Las nuevas tecnologías están demostrando una avidez especial por recursos que hasta hace pocas décadas eran meras rarezas científicas. El coltán, un mineral escaso, resulta imprescindible para la fabricación de teléfonos móviles y otros ingenios, pero es también el motor de una guerra interminable en la República Democrática de Congo. Se hace una guerra por el coltán y se financia generosamente con los beneficios obtenidos con su venta. Se calcula que aporta cinco veces más dinero a las guerrillas en liza que los diamantes, hasta ahora señalados por la ONU como "diamantes de sangre".

Más que una guerra es una industria de la que viven varios bandos y ejércitos. Como puede ocurrir desde ahora con Afganistán, donde se ha descubierto un yacimiento de litio y otras rarezas minerales imprescindibles también para las nuevas tecnologías. Más de un billón de dólares por extraer en los próximos años. Ante esta nueva perspectiva, ¿alguien pensaba que algún día nos retiraríamos de Afganistán?

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