Fuego amigo

El arte de la lapidación

En Irán ha quedado pospuesta sine die una condena a muerte por lapidación contra una mujer adúltera. Teniendo en cuenta que las tradiciones justifican su pervivencia porque forman parte del acervo cultural de un pueblo, creo que hay que poner un poco de orden.

Porque para saber cómo hay que torear un toro basta con leerse el Cossío, pero para lapidar correctamente apenas hay unas someras y vagas indicaciones. Mahoma no dejó ni una palabra escrita sobre esto en el Corán, pero sí hay documentadas varias lapidaciones dictadas por él. Para empezar, para condenar a la víctima se necesitan cuatro testigos presenciales que hayan contemplado la penetración, lo que nosotros llamaríamos una orgía o una película porno.

Nuestra Biblia es mucho más precisa en el castigo y menos exigente con los testigos. Según el Deuteronomio (13-21), cuando se trata de adulterio, "sacarán a la joven a la puerta de la casa de su padre, y la apedrearán en presencia de la gente de su ciudad, y morirá". Más adelante, en el 23-24, se dictamina que "cuando una virgen estuviere comprometida legalmente con un hombre (...) y otro hombre se acostase con ella, sacaréis a ambos a las puertas de aquella ciudad y los apedrearéis hasta que mueran".

Pero cuidado. El lanzamiento de piedras, realizado por un inexperto, puede provocar serias luxaciones en el hombro del lanzador cuando el estilo es inapropiado. Los fundamentalistas islámicos exigen que las piedras no sean tan grandes como para matar a la mujer a la primera, ni tan pequeñas como para matarla de aburrimiento.

Entrenemos, pues. Para evitar luxaciones, el brazo deberá hacer un gracioso arco de abajo arriba, como en el juego de la petanca. Para que gane fuerza y efectividad, deberá elevarse el tiro lo más posible, y así la piedra caerá a plomo sobre la coronilla de la pecadora. En el lanzamiento, el torso deberá acompañar al brazo estirado de forma armoniosa, las piernas arqueadas para un mejor impulso, como se puede observar en el Discóbolo de Mirón, porque los dioses aborrecen que matemos a nuestras mujeres de cualquier manera y sin estilo.

Y, además, a ver si nos vamos a lesionar de tanto preservar las tradiciones, como a veces les ocurre tontamente a los toreros.
---------------------------------------------------------------------------------------------

Meditación para hoy:

Oé, oé, oeeeeee.

Más Noticias