Fuego amigo

Televisiones de agitación y propaganda

Los sindicatos mayoritarios acaban de convocar una huelga en Telemadrid para el 5 de diciembre, entre otros motivos por "la manipulación informativa" de la cadena, al servicio más impúdico de la presidenta de la Comunidad de Madrid y su partido popular. Es muy posible que a los que no seáis de Madrid no os resulte extraño ni contra natura que una televisión autonómica dedique la mayor parte de sus informativos a la alabanza y propaganda de quienes gobiernan. Todos tenéis vuestros ejemplos en casa.

La telegaita, como llaman en Galicia a su televisión autonómica, bajo el anterior gobierno parecía el vivo retrato de Fraga Iribarne, como un afiche pegado a la pantalla del televisor, omnipresente en sus informativos por el motivo más baladí, fuese para inaugurar una casa de turismo rural o una gran mariscada campestre. Desde mi parabólica a veces hago un repaso de las televisiones autonómicas, todas con el poder soporífero de una misa, abanderadas de un folclore atosigante y un poco cateto: horas y horas de emisión con apasionantes imágenes de cortadores de troncos, dantzaris envueltos en ikurriñas, bandas de gaitas y muiñeiras, cuadros flamencos como hongos, corros de sardanas, desfiles de falleras mayores, menores y medianas, moros y cristianos en procesión, concursos de paellas...

No extrañe a nadie, pues, que todas esas televisiones sean deficitarias, incapaces de conectar con el público, desprestigiadas por su servidumbre a los gobiernos de turno, inútiles, además, como instrumentos de propaganda. En las comunidades llamadas "históricas", con sus lenguas vernáculas, al menos funcionan como un aparato de afirmación nacional y de normalización del idioma, tan fagocitado por el castellano en el último siglo. Pero en Madrid, tierra de nadie y de todos, donde ya no quedan organillos ni chulapos ni manolas ni verbenas, donde se habla una lengua que limpia, fija y da esplendor su Real Academia, sin necesidad de que las televisiones le echen una manita, ¿para qué sirve una televisión autonómica?

La de Madrid, concretamente, para constatar cuán bajo puede caer la profesión de periodista, en unos casos, y cuánto hay que tragar para poder subsistir, en otros. No conozco caso más extremo de sometimiento al poder político, sin complejos ni disimulos, con el sentido de la autocrítica exiliado. Ni en los mejores tiempos de la telegaita de Fraga, con sus tics de dictador prepotente, se habían alcanzado semejantes cotas de ignominia.

Me alegro de que, al fin, los trabajadores de Telemadrid se opongan a seguir engrasando esa maquinaria desvergonzada de proselitismo, de propaganda sin límites de la extrema derecha del gobierno de Esperanza Aguirre. Y de paso, podría servirnos de meditación en torno a si hay que rediseñar el modelo de televisión pública o si habría que derribarla desde sus cimientos, sin más.

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Meditaciones para hoy:
Rajoy: "El PP tiene dos ases en Madrid: uno es Aguirre, y otro, Gallardón". ¿Cuál de ellos diríais que es un as en la manga?
Aznar: "Que me dejen en paz". Ya que el 14-M le dejamos en guerra, ¿encontráis algún inconveniente en que ahora le dejemos en paz?

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