Fuego amigo

Arrepentíos, pecadores

El arrepentimiento, como ya hemos comentado alguna vez, puede tener dos motivaciones: por el castigo consecuente que nos espera por nuestros actos, o bien por el convencimiento generoso de haber actuado mal. La Iglesia católica ya lo solucionó magistralmente, y ambas fórmulas te llevan directamente a la derecha de dios padre. A elegir: la "contrición imperfecta" es aquella en la que te arrepientes de haber robado millones de euros, por ejemplo, sólo porque si no lo haces te espera un castigo eterno en los infiernos. Así que lo malo no es robar, asesinar, violar y esas cositas, sino el hecho de que no te arrepientas. Si te arrepientes, ya puedes continuar con las recalificaciones de fincas hasta la próxima confesión. La otra posibilidad, mucho más lejana, es la "contrición perfecta", aquella en la que reconoces que los has hecho mal, como una ofensa a dios y a los hombres. Si no fuera por la existencia de la primera fórmula, en el cielo no entraba ni dios.

Tony Blair, por ejemplo, ha reconocido que invadir Irak ha sido un error. Contrición imperfecta motivada por su miedo a que el electorado hunda a su partido en las próximas elecciones, y no por el convencimiento de haber desatado el infierno en el país al que alegremente iba a democratizar.

En el lío de las declaraciones de Esperanza Aguirre contra Ruiz Gallardón, el vicealcalde de Madrid declara que la presidenta debería arrepentirse, no porque no sean verdad las graves acusaciones que vierte en el libro, sino por las consecuencias infernales que este hecho va a tener, como por ejemplo, ver a los diablos (IU, PSOE) muertos de risa. Nuevamente, contrición imperfecta. En la misma sede de Génova 13 un portavoz se apuntaba a la contrición imperfecta, pues dejaba ver que su Esperanza debería arrepentirse por la falta de oportunidad de la publicación del libro "antes de las elecciones".

Ayer, en Bagdad, un nuevo atentado en lo que ya parece una guerra civil desatada, se llevó por delante la vida de 150 personas y dejó gravemente heridas a más de 200. Y sin embargo, José María Aznar, uno de los promotores de la invasión cuyas consecuencias contemplamos, es hoy el día en que todavía no ha pedido perdón, ni por habernos mentido con la pamema de las armas de destrucción masiva, ni por el error de bulto en aquel análisis, propio de estadista planetario, que profetizaba beneficios "sin cuento" para el mundo (como decía el hermano listo de Bush) tras las operaciones militares.

Todos los analistas coinciden en que lo que allí ocurre es un 11-M diario: mueren al día tanta gente como la que perdió la vida en los atentados de Madrid. Pero, ¿habéis oído que el estadista insufrible nos haya convocado a una manifestación contra el 11-M iraquí, arrepentido bajo alguna suerte de contrición, sea perfecta o imperfecta, por los desperfectos que ayudó a provocar?

No, el manifestante insufrible anuncia su comparecencia en la manifestación del sábado en Madrid, contra el proceso de paz con ETA, una vez más esgrimiendo razones tramposas, con la acusación asombrosa de que el gobierno de Zapatero ¡está siguiendo el camino que ya transitaron sus gobiernos! El mismo que entonces estaba "dispuesto a la generosidad y el perdón", "a negociar directamente con ETA", el que era favorable a explorar "todas las posibilidades de diálogo para acabar con ETA", como confesaba a Pujol, el que acercaba presos "por Navidad" para congraciarse con los terroristas de la negociación, el que aseguró que no pensaba exigir a los terroristas "la entrega de las armas".

Ese mismo personaje se va a poner en primera fila en la manifestación del sábado, organizada, una vez más, por la sección de víctimas del terrorismo del Partido Popular, la AVT. ¿Para pedir perdón? No, para exigir que este gobierno no haga nada parecido a lo que él hizo, y cómo lo hizo, o sea sin pedir permiso al Parlamento y con constantes guiños de cariño y deseos de perdón hacia los verdugos.

Y si en algún momento dado le entran ganas de arrepentirse (en su caso sólo cabe la contrición perfecta, como todo lo que hace mi niño), no faltará un obispo a su lado, en la manifestación, presto a propinarle un par de bendiciones, ya que no un par de hostias.

Arrepentíos, pecadores.

Más Noticias