Fuego amigo

Brujitas contra santitos

Brujitas contra santitos

Ayer, cientos de miles de niños celebraron la fiesta pagana del Halloween (jálogüin, en cristiano). Vestidos y pintarrajeados de brujas y seres de ultratumba, con sus calabazas con forma de calavera, iluminadas por dentro con velas, revivieron el ya clásico "trick or treat" (broma o regalo) para arrancar alguna chuche a los más roñosos vecinos del barrio, como la versión pagana de ir a cantar los Reyes, de casa en casa, por Navidad.

La Conferencia Episcopal Española está muy preocupada con esta costumbre, extraña a nuestras tradiciones, y pedía hace unos días a los niños un plan mucho más divertido: disfrazarse de santos para que, de paso, les sirviera "de estímulo para seguir con su vida cristiana". Porque eso es lo que significa en inglés medieval Halloween: Víspera de todos los santos.

La Iglesia, siempre preocupada por su futuro, conoce la erosión que pueden ejercer en sus finanzas las costumbres paganas, capaces de distraer excesiva clientela de su negocio, como bien sabe por la guerra sin cuartel que mantienen los Reyes Magos con Papá Noel. Un obispo inglés recordaba hace unos días que el Halloween ya es "la mayor fiesta comercial después de la Navidad". Y la Iglesia es capaz de aceptar pederastas en sus filas, pero de ninguna manera que le toquen el negocio.

El presidente de su Consejo de Administración está a punto de llegar a Santiago y Barcelona, y dicen que su juerga mística nos costará más de seis millones de euros. Así que hay que seguir promoviendo el Halloween para que próximas generaciones de brujitas hagan imposible que los Papas del futuro vuelvan a encontrar en España santitos ingenuos que les sigan sufragando el culto a su inmenso ego.

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Meditación para hoy:

Rubalcaba contaba ayer en un mitin que Mariano Rajoy calla su plan de gobierno por miedo a perder las elecciones. Pero en una entrevista publicada en el dominical del diario El País se fue de la lengua (¡viva el vino!) y dejó traslucir lo que nos espera si la izquierda y la sensatez no lo remedian en las urnas.

- Piensa cambiar la actual ley del aborto, por estar "en absoluto desacuerdo" con ella.

- Va a subir la edad de jubilación en España y aumentar el período de cálculo para jubilarse.

- No piensa mantener la ley del matrimonio homosexual, aunque la avale el Tribunal Constitucional.

- Y lo más bonito, el compendio de todos los misterios que rodean su agenda oculta: el plan de ajuste de David Cameron en Reino Unido le parece estupendo, incluida la próxima supresión de los 500.000 empleos públicos. Rajoy aclara que él no lo haría en España, pero sí en el Reino Unido. ¿Quizá aquí sería suficiente con poner en la calle tan solo a 400.000?

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