Fuego amigo

No se sabe si va o viene

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El Partido Popular anuncia que hoy va a pedir en la Cámara explicaciones al gobierno de por qué en el conflicto de los controladores aéreos salió a dar la cara el vicepresidente Rubalcaba, y no el presidente Zapatero. En esos niveles está el papel de la oposición, más bajo que el del agua en las inundaciones de Andalucía, que quizá sí merecería un debate nacional sobre la gestión del territorio y el cambio climático.

Es una pregunta tan oportuna como inútil. Oportuna, porque somos muchos los que estamos intrigados; e inútil, porque es la clásica pregunta que puede tener cualquier respuesta. Entre otras, "porque el gobierno así lo consideró oportuno".

A mí, como cotilla irredento, sí me gustaría despejar una duda, o dos: porque, o bien Rubalcaba es definitivamente el sucesor, y se encuentra en período de prácticas de liderazgo; o bien es verdad que desea retirarse de la política y ha decidido quemarse él con las naves del no retorno en las venideras e impopulares tareas de las reformas pendientes que nos exigen tanto Europa como los poderosos mercados invisibles.

Ayer declaraba en RTVE que lleva "pensando en la salida desde hace tiempo (...) sé que estoy corriendo los últimos metros", algo que en otro dirigente sonaría a despedida, casi a muerte política, pero que en el caso de Rubalcaba más parece que necesita muchos metros para aterrizar o despegar (con permiso de los controladores). Así como Aznar juega a volver, Rubalcaba parece que juega a marcharse.

Días antes de las pasadas elecciones generales, a preguntas de los periodistas sobre su futuro inmediato, contestaba esto: "Ya tengo muchos años, muchas campañas electorales, muchos trienios, y tengo que pensarlo". Casi tres años pensando, para acabar de vicepresidente primero.

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