Fuego amigo

Mariano nos quiere malcriar

 

De pronto, toda la derecha, jaleada por los medios periodísticos de la extrema derecha y la TDT Party, se ha dado cuenta de que vivimos en una dictadura. Nada que no tenga arreglo, pues en la clausura de la convención del Partido Popular en Mallorca Rajoy ha desvelado el ideario de su futuro gobierno para que los españoles recobremos la libertad. Atentos: "Menos regulación, menos imposiciones, menos prohibiciones y más libertad".

 

Es decir, menos regulaciones al sistema financiero cuya falta de regulación propició la crisis económica más profunda en cien años. Es decir, menos prohibiciones, como la de beber alcohol al volante, conducir sin limitación, o fumar en locales cerrados. Es decir, más libertad para poner en peligro la salud de los demás, la integridad física del resto de los usuarios de las vías públicas, libertad de contaminar más y de consumir sin freno una energía que importamos y pagamos a precio de escándalo.

 

No es mucho ideario político, pero es justo lo que una gran mayoría desea oír. Esa es, precisamente, la esencia de la demagogia. En cierto modo, Mariano Rajoy es la figura del abuelito que, para ganarse el cariño de sus nietos, los malcría con caramelos y esas chucherías que los niños podían consumir antes, hasta que el abuelito Mariano descubrió que se habían puesto a un precio imposible por la subida del IVA del malvado ZP.

 

Un gobierno paternal intenta educar a sus hijos en valores, o que respiren un aire mejor, mientras el abuelito hace la guerra por su cuenta mendigando el cariño de los nietos con la promesa de una bomba de colesterol bañada en chocolate al menor descuido de los padres. ¡Y todo por un beso pringado de babas!

 

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