Fuego amigo

El voto de los muertos y el de los muy vivos

 

En las últimas elecciones autonómicas a las que se presentó, y perdió, el homo antecessor del PP, Manuel Fraga, abrió campaña en Galicia enseñando en público un informe médico sobre su estado de salud. Era tal la sospecha de fraude electoral que recaía sobre el PP por utilizar a los muertos en el censo, que supongo que don Manuel quiso dejar patente que él era un vivo, algo que, por cierto, nadie dudó jamás.

 

En la quinta provincia gallega, es decir Argentina, yacimiento habitual de votos de la derecha, curiosamente había por entonces más centenarios gallegos con derecho a voto que en toda Galicia junta. Era proverbial la capacidad de los emigrantes conservadores para conservar (también)... la salud, muertos de una vitalidad pasmosa.

 

Pero ya se sabe que la utilización de los muertos en la lucha electoral es una pulsión incontrolable para el Partido Popular. No renuncian a apropiarse de las víctimas de ETA ni siquiera ante el bocado suculento de ese casi medio millón de extranjeros con derecho a voto, que han incrementado sospechosamente los censos electorales. Son insaciables.

 

En pueblos de Castellón, gobernados por el PP, donde cualquier modalidad de fraude puede tener asiento, se han encontrado incrementos en el censo de hasta el 56%. En Ourense, cuyo presidente de la Diputación, del PP, es aquel padrino que animaba a sus huestes en las últimas elecciones a "robar" los votos, si fuese menester, en 35 ayuntamientos se han detectado anomalías censales. En Xinzo de Limia, donde el censo creció en 122 personas en tan solo un mes, el que fuera delegado de Medio Ambiente en Ourense con Fraga tiene censada a toda su familia en casa de un vecino... al que ni conoce.

 

¿Para qué necesita el PP los muertos, con vivos como estos?

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Meditación para hoy:

 

Si te sientes ninguneado, si piensas que nadie te hace el caso que te mereces, si sientes que todo el mundo te lleva la contraria solo por el placer de no darte la razón, prueba a hacer como los fachas; el remedio fácil, cómodo y barato lo tienes en el quiosco al alcance de la mano: a ellos todas las mañanas les dan La Razón sin rechistar... por poco más de un euro. Con dinero por delante, mano de santo.

 

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