Fuego amigo

Los abuelos son imprescindibles

 

Sabemos que el abuelo de Rodríguez Zapatero fue fusilado por el régimen franquista. Y él mismo reconoció que su ideario de izquierda vino marcado sobre todo por la historia de ese acontecimiento desdichado.

 

Francisco Camps, el presidente de la Generalitat Valenciana, tuvo también dos abuelos de los que nunca nos dio noticia. Sin embargo, para no violentar las leyes de Mendel, y conociendo el resultado final de eso que parece ser el nieto, no parece aventurado pensar que Camps procede de gente de orden, de derechas y bien trajeada.

 

Ya sabemos que los abuelos constituyen un pilar básico en la educación de los nietos, educadores y niñeras gratis a tiempo parcial. Por eso Camps cree ver en las carencias afectivas de Zapatero (solo así un ser humano podría caer en la abyección de ser de izquierdas) la falta de la figura de un abuelo que "no le transmitió ternura ni cariño"... porque lo mataron antes los compinches de los siete magníficos franquistas, con Fraga a la cabeza, que fundaron AP, el futuro PP, o sea, el partido en el que Camps milita para escarnio de todos los españoles.

 

Cuidado, pues, con los abuelos, que de aquellos polvos vienen estos lodos. Mi abuelita Clotilde, la única que llegué a conocer, también marcó mi vida. Y ya veis el resultado de su influencia nefasta. En mi memoria permanece el recuerdo de aquel traspié, de cuyas heridas murió tres meses después. Bajaba las escaleras de la Calle del Olvido, camino de misa, se persignó abandonando momentáneamente el apoyo de su bastón, perdió el equilibrio y cayó rodando veinte escalones, botando como una pelota de trapo. En el momento en que recuperó la conciencia todavía le quedaban restos intactos de retranca gallega: "Menos mal que me acordé de Dios –decía sin salir todavía del estupor- que si me llego a acordar del diablo..."

 

Aprendí así de mi abuela la falsedad de los cielos, donde habitan unos dioses crueles capaces de ponerte la zancadilla aprovechando que tienes las manos ocupadas haciendo el signo de la cruz. Por eso creo, con Camps, que los abuelos son imprescindibles para nuestra educación.

 

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