Fuego amigo

Comienza la campaña electoral

 

Al día siguiente a la muerte de Franco, y a falta de pruebas más científicas por la ausencia entonces de libertad de expresión, sabías dónde vivía alguien de izquierdas rebuscando en su basura. Unas botellas de cava vacías lo delataban. Ayer, los líderes del PP estaban todos afónicos de tanto gritar "Mariano, Presidente" o "Zapatero, dimisión", y por el grado de ronquera de mis vecinos supe inmediatamente cuál había sido el sentido de su voto.

 

La primera novedad que nos trae el resultado de las elecciones es que a Mariano Rajoy, famoso en su propio partido por ser un activo militante de la pereza (una contradicción en sus términos), se le ha acabado la siesta: "Yo, mañana, me voy a poner a trabajar". No sé si es una buena noticia, pero hay que reconocer que eso es estrenarse como líder, una vez que ha matado al padre, freudianamente hablando, tras haber superado los resultados obtenidos por el hombrecillo insufrible que le nombró a dedo como sucesor. Mariano ya se ha hecho mayor... aunque no tanto como yo quisiera.

 

Mientras sus compañeros lloriqueaban de emoción (¡qué imagen la de los pucheros de Esperanza Aguirre, de Gallardón, de Cospedal!), como si el poder les hubiese tocado en suerte, como una lotería, o bien vociferaban pidiendo elecciones anticipadas, Mariano se esforzaba por abandonar su reciente imagen de político antisistema y presentarse como el gran líder salvador y responsable: "El PP gobernará para todos por recuperar la economía".

 

No os llevéis a engaño. Es solo una tregua. Si pensabais que con estas elecciones se acabó la crispación es que sois incapaces de imaginar la larga campaña electoral que nos espera hasta la próxima primavera. Acabaremos pidiendo a gritos elecciones anticipadas para que cese la tortura psicológica. Ya lo veréis.

 

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