Fuego amigo

If is necessary, yes

Hace dos días os comentaba ese lenguaje no verbal en los seres humanos que, según los expertos, forma parte de un discurso paralelo al verbal, a veces mucho más expresivo. Y lo traía a colación para poneros sobre aviso de que el hombrecillo insufrible ha perdido definitivamente la chaveta. Supongo que habéis oído ayer las declaraciones de Aznar a la BBC. Cuando le pregunta el entrevistador si vería con buenos ojos bombardear Líbano, contesta: "if is necessary, yes". O sá, que zi é nesezario, yes, mi arma.
El lenguaje verbal, en esa respuesta, lo único que dice es que el sujeto ha perdido la vergüenza. Pero el no verbal, el body language que diría el guerrero insufrible, lo que está diciendo es que lo que ha perdido en verdad es la razón. Lo he oído por la radio, no lo he visto, aunque me lo imagino con los párpados caídos (cada día se le caen más, como un dios que necesita mirar hacia abajo a sus criaturas), las manos entrelazadas tal como le han enseñado en los cursillos de imagen de Génova 13 Rue del Percebe, con la bufanda esa que no se quita ni para ir a la playa, los dientes apretados, engolando la voz para imitar lo mejor posible el acento tejano de su amigo Bush. Ese acento. Ese acento. La espina dorsal me dio un latigazo cuando oí "if is necessary, yes" saliendo de esa boca de mascar chicle.
Y la enfermedad se está agravando por días, porque se está complicando con "el síndrome del capataz" que consiste en que los subordinados de confianza, como los capataces, los prisioneros confidentes, o los sacerdotes, resultan ser mucho más crueles que sus amos, a los que quieren imitar y de los que mendigan una caricia, una palabra amable como, por ejemplo, "aquí mi amigou Ansar", y cosas así. Es tal el síndrome del capataz que padece el enfermo insufrible que justifica el bombardeo de población civil indefensa cuando ya su amo, a través de Condoleeza Rice (¿a vosotros, por cierto, no os acojonan los ojos de esta señora?) ha pedido formalmente a Israel que cese en sus bombardeos indiscriminados. "Una boumbita más, señoritou, y ya lo dejamous" le diría mimosamente el perro faldero e insufrible a su amo idolatrado, meneando la bufanda.

Yo vuelvo a insistir, ahora que ha comenzado la campaña humanitaria contra el abandono de los perros en verano: no hay derecho en el estado de abandono que ha dejado Bush a su amigo del alma.
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(Meditación para hoy: Cuando estudiaba el bachillerato, los curas que me adoctrinaban, con escaso éxito como ya habréis comprobado, me hablaban de los judíos como la encarnación de todo mal, culpables del mayor de los delitos posibles: la delación de Cristo ante los tribunales de las fuerzas romanas de ocupación. Los falangistas que nos impartían la asignatura de Formación del Espíritu Nacional odiaban a los judíos porque habían aprendido de sus mayores intelectuales, los nazis, que a pesar de ser una raza inferior dominaban todos los resortes de la economía mundial. Vencido el fascismo en Europa, algún obispo cayó en la cuenta de que Cristo también era judío, como los millones que habían sido crucificados por Hitler. Para la Inquisición habían sido «perros judíos», asesinos de dios. Pero los inquisidores de hoy llaman «antisemitas, arcaicos y paletos» a quienes denuncian el terrorismo de estado de Israel. Estoy completamente desorientado. Ya no sé quiénes somos los buenos.

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