Fuego amigo

Casi mejor nos dábamos a la bebida

 

Como en el viejo chascarrillo, el mundo sigue dividido entre los optimistas que piensan que dentro de poco comeremos mierda y los pesimistas que auguran que no habrá mierda para todos. El ejemplo de la botella medio llena y medio vacía es más elegante, lo sé, pero convendréis conmigo en que no son buenos tiempos para la lírica.

 

Las bolsas de valores, los astutos mercados, los muy zorros como los calificaría la Audiencia Provincial de Murcia, son el ejemplo macroeconómico del debate existencial entre optimistas y pesimistas. Ambos ponen nota a su estado de ánimo, al que curiosamente denominan cotización, vendiendo y comprando hasta el cariño verdadero, si hace falta, algo que a Manolo Escobar le parecía imposible.

 

La derecha, pesimista hoy hasta que gobierne su salvador Mariano, daba noticia del último Barómetro del CIS echando mano de la botella medio vacía. Así titulaba Europa Press: "Cuatro de cada diez españoles prefieren bajar impuestos y recortar en servicios públicos", haciendo caso omiso del dato de que son más los españoles los que, según la encuesta, prefieren que se gaste más "en prestaciones sociales y servicios públicos aunque ello signifique pagar más impuestos".

 

Se trataba de arropar el discurso en tromba de esa derecha política, el Tea Party de Risa, que nos propone para la próxima temporada menos estado, es decir, menos financiación para el estado del bienestar con el dinero de todos, menos educación pública y un paso decidido hacia la privatización de la sanidad.

 

Casi, digo yo, era mejor el ejemplo de la media botella, de ron a ser posible, y esperar la inevitable venida de Mariano borrachos hasta las trancas.

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Meditación para hoy:

 

Artur Mas acaba de anunciar que, para predicar con el ejemplo, 350 altos cargos y asesores de la Generalitat se quedarán sin paga extra de Navidad, lo que supondrá un ahorro de 1,8 millones de euros. Es la versión moderna de "en Navidad, siente un pobre a su mesa".

 

Esto me lleva a alguna reflexión.

 

La primera es que 350 altos cargos parecen muchos cargos. Casi diría que una multitud. Da la impresión de que en esa comunidad hay más jefes que indios. Quizá habría que empezar a atajar la crisis adelgazando la Administración de señoritos.

 

La segunda es que 1,8 millones de euros, divididos equitativamente entre 350 altos cargos, salen a 5.142 euros cada uno ¡sólo de paga extra! Quizá habría que empezar a atajar la crisis adelgazando los sueldos de los señoritos.

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